Cultura

Sabiduría taoísta

En la antigua China, concretamente en el taoísmo, se tuvo un gran aprecio por un cierto estado del ánimo, o quizá deberíamos de llamarle una cierta actitud ante la vida, que los chinos llamaban “saber contentarse” o “saber conformarse”. Saber contentarse, conllevaba una propuesta muy importante: sólo aquel que sabe contentarse puede ser feliz. El que no sabe contentarse, podrá tenerlo todo, pero no logrará ser feliz.

La primera objeción a esto, muy justa por lo demás, es ¿cómo saber contentarse en un mundo en donde hay tanta injusticia, maldad y avaricia? Pero esa objeción deja de ser tal cuando se comprende que esta propuesta aparece en los textos que estaban destinados a educar a los gobernantes: eran ellos los que tenían que poner el ejemplo, y eran ellos los que tenían que crear una sociedad que no inoculara deseos constantes, que enseñara a sus ciudadanos la sabiduría de la mesura.

Conformarse, contentarse con lo que hay, es la base para la felicidad para el mundo taoísta. El que sabe cómo conformarse o contentarse, no requiere de mucho: lo que hay le basta. El que no sabe contentarse, por más que tenga, o por más que sea, nunca estará contento. En este ámbito “tener” o “ser” da lo mismo: el que no sabe contentarse, nunca le bastará llegar a ser lo que es, o más, ni le bastará llegar a tener lo que tiene o más: siempre estará inconforme y no logrará contento alguno.

Lo paradójico de esto es que para nuestra sociedad occidental, el conformarse pareciera llevar una cierta connotación negativa: el que se conforma de alguna manera se acerca a la mediocridad. Pero esto es una idea propia del capitalismo en que vivimos; sólo desde el capitalismo, saber conformarse o saber contentarse puede ser visto como algo negativo.

Para el taoísmo, este saber conlleva la idea de no caer en la avaricia de los deseos, porque los deseos nos atan, lo cual, por cierto, se conforma etimológicamente: la raíz de “deseo” (DEO) es la misma que la raíz de “deber”: el deseo, como el deber nos atan. No tener muchos deseos también es algo que va en contra del capitalismo en que vivimos, que nos enseña a desear todo: cierto tipo de calzado, cierto tipo de vestimenta, cierto tipo de autos, cierto tipo de forma de vida: esa es la receta para la infelicidad, en otras palabras, no hay posibilidades de una auténtica felicidad en una sociedad capitalista: la felicidad requiere la sabiduría de la mesura, en no dejarse atrapar por los deseos, el saberse contento con el privilegio de estar vivo y no desear siempre ser más o tener más.

En esta sociedad en la que vivimos en la que constantemente nos vemos sometidos a la inoculación de deseos y más deseos, no está de más recordar al viejo taoísmo que predicaba exactamente lo contrario: menos y menos deseos.

La felicidad radica en saberse contento con lo que somos y con lo que hay.


Google news logo
Síguenos en
Paulina Rivero Weber
  • Paulina Rivero Weber
  • [email protected]
  • Es licenciada, maestra y doctora en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Sus líneas de investigación se centran en temas de Ética y Bioética, en particular en los pensamientos de los griegos antiguos, así como de Spinoza, Nietzsche, Heidegger.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.