Vi a varios funcionarios públicos perder los estribos: palabras como golpes, silencios como escarmiento.
Me pregunté, casi en voz alta: ¿Liderazgo para qué, si no para la paz? Si el poder no reduce el daño, ¿para qué se ejerce?
¿Cómo transformar los liderazgos con predominio de la violencia verbal, la indolencia e incluso crueldad y de respuestas emocionales con casi nulo autocontrol?
¿Cómo mejorar los hábitos, la conducta y el autocontrol de las emociones en las personas que toman decisiones?
Un análisis de programas socioemocionales mostró mejoras de 11 puntos percentiles en desempeño y conducta prosocial cuando se entrenan habilidades y prácticas, no sólo ideas (Durlak, 2011).
El peace leadership es entrenamiento deliberado para cambiar prácticas y convertir la autoridad en prevención de la violencia.
Funciona cuando opera, a la vez, en cuatro frentes: trabajo interior, comunidad, conocimiento aplicado y entorno institucional.
Empiezo por mí: espero dos minutos antes de responder, nombrar la emoción sin descargarla, busco opciones para expresarla sin usar la violencia.
El objetivo no es “ser buena persona”, es tomar control de nosotros mismos, es pasar de la reacción impulsiva a la respuesta responsable. Sin ese músculo, cualquier discurso de paz es maquillaje.
Aprendo en red. Entreno con mi equipo habitual en sesiones horizontales, con conflictos reales que nos afectan a todos, construyo confianza para que mi equipo me pueda dar retroalimentación de inmediato.
No improviso valores: practico procesos y destrezas que la literatura ya sistematizó. Nadie lidera en soledad, podemos redistribuir la responsabilidad.
Clarificar conceptos. En este contexto, la paz se entiende como la intersección de capacidades individuales y colectivas para desafiar la violencia y construir sistemas inclusivos.
Necesito entender y complejizar qué es la escucha, la regulación, la negociación y el diseño de acuerdos. Se comporta distinto quien aprende otra manera de ver.
Liderar es volver predecible una cosa: asegurar que contigo la dignidad está a salvo. Si las instituciones no cumplen con ese objetivo, ¿para qué existen?
Si el liderazgo no produce paz, ese bien común mínimo, ¿qué tipo de poder estamos normalizando y a costa de quién?
@davidperezglobal