Comunidad

25 mil pesos y un desdén

¿En qué momento confundimos el clasismo con “glamour nocturno” y el privilegio con derecho de permanencia?

Desde que vi el video de Claudia Mollinedo —“Lady Polanco”, para las redes— me di cuenta que estaba por enésima vez ante un ejemplo grotesco de clasismo. 

No es un desliz de etiqueta, es una violencia normalizada que se envuelve en champagne para no oler a pólvora.

El celular de Mollinedo no grabó el menú ni la música lounge; enfocó a un mesero, al que pretendía convertirlo en blanco de un linchamiento digital. 

Ahí se ve la asimetría, quien controla la narrativa controla la humillación. 

La ofensa que Claudia denunció, más que ser desalojada a la 1:30 a.m., fue sentir “indignidad” pese a la cuenta pagada.

El viejo mantra clasista: si gasto lo suficiente, merezco obediencia ilimitada.

CONEVAL calcula que el 10 % más rico de México concentra casi 40 % del ingreso nacional (Informe 2024). 

Esa curva se llena de luces de glamur en zonas como Polanco, donde la propina de una noche equivale al salario semanal de quien sirve la mesa. 

Llamar “experiencia premium” a ese abismo solo maquilla a la violencia.

Lo vivimos a diario. El clasismo no se reduce a malos modales. Es un sistema que decide quién merece paciencia y quién aguanta gritos. 

No deja moretones visibles, pero despoja a la víctima de tiempo, de salario, de un trabajo digno, de confianza propia. 

Es violencia porque refuerza jerarquías que permiten la explotación y convierten la humillación en rutina aceptable.

Mollinedo pidió perdón. Dice que no es arrogante, que todo fue malentendido. 

Pero el perdón sin desmontar la estructura es espejismo. 

Mientras la práctica general siga premiando al que humilla y castigando al que obedece, cada “Lady” o “Lord” será reemplazado mañana por otro rostro indignado porque el reloj del mesero marca fin de turno.

“El puente siempre tiene la razón”, “¿sabes quién soy yo?” “Se viste como gata”, “se fue como las chachas”, “traes el nopal en la frente” El clasismo es la póliza VIP que algunos creen llevar en el bolsillo. 

Cuando se rompe, descubren que era solo papel brillante cubriendo el clasismo de siempre.

Me pregunto qué pasaría si la cámara cambiara de manos, ¿cuál sería la tendencia si grabáramos, uno a uno, los desaires cotidianos que reciben las personas que ganan el salario mínimo trabajando en el área de servicios?


IG @davidperezglobal

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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