Cultura

Una lección de vida

Unos días después de haber vivido el huracán Otis, un amigo me preguntó de qué modo se reflejaba esa experiencia en mi vida. La presión arterial me había subido por primera vez y yo esperaba que poco a poco retomara su nivel normal; mi compañero había sido operado por una fractura doble y de manera frenética yo me di a la labor de juntar víveres y todo tipo de enseres para los acapulqueños. Creí que en eso se reflejaba Otis: error.

No noté ningún cambio sustancial hasta muy recientemente. Haber estado horas en la boca de un monstruo rabioso, soportando su furioso aliento ensordecedor atrapada en una estructura desnuda que no dejaba de temblar, me dio la certeza de estar a punto de morir.

Unas cuatro horas después el viento amainó y mi esposo, que no podía moverse por la doble fractura que sufrió al caer un ventanal, me dijo: “Ve al cuarto y trae tus batas de baño”. Ambos estábamos empapados y llenos de arena y cristales. Al salir, no entendí lo que vi. Regresé al refugio, pues todavía el viento estaba fuerte y le dije a mi esposo: “No sé dónde está el cuarto”.

Lo que vi esa madrugada fue como si hubieran metido en una licuadora puertas, paredes, techos, muebles, cuadros, y lo hubieran regado en el departamento. Mi hijo puso su mundo de cabeza: nos cuidó a la distancia gracias a que estableció contacto con un joven que generosamente prestó su comunicación satelital a todos los sobrevivientes que nos acercamos. “Tú cuida a mis padres, le dijo, y yo te saco de ahí”. Llegó a recogernos al refugio que nos acogió por más de 24 horas y, entre ceibas derribadas en el camino e inundaciones, nos regresó a la ciudad.

Estamos vivos. Pero ahora tengo una respuesta para mi amigo: hoy sé que no estoy dispuesta a vivir un solo minuto haciendo algo que no tenga sentido para mí. No me importa lo que cualquiera piense al respecto, hoy solo dedico mi tiempo a lo que honra el privilegio de estar viva y a ayudar a quienes han pasado este tipo de desgracias.

Recientemente escuché que la sabiduría consiste no tanto en aprender de las desgracias y de los acontecimientos terribles de la vida sino no requerir de ellos para aprender.

Aún no tengo esa sabiduría, pero estoy en el camino.


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Paulina Rivero Weber
  • Paulina Rivero Weber
  • [email protected]
  • Es licenciada, maestra y doctora en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Sus líneas de investigación se centran en temas de Ética y Bioética, en particular en los pensamientos de los griegos antiguos, así como de Spinoza, Nietzsche, Heidegger.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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