En Medicina existe un dogma: Toda mujer está embarazada, hasta que no se demuestre lo contrario. Desde luego se refiere a mujeres en edad fértil o reproductiva.
Y es que, tiempo atrás, el diagnóstico de un embarazo se realizaba solo con la historia y exploración clínica.
Sin embargo, desde siempre ha existido un subgrupo de mujeres que por algún motivo no logran embarazarse, es decir, son infértiles; y otro grupo que es fértil, pero que, a pesar de su deseo, no alcanza la gestación.
En tales circunstancias la mujer puede desarrollar o presentar todos los síntomas de embarazo, aun sin estarlo.
Es decir: Náusea, vómito, fatiga, hinchazón de piernas, aumento del volumen abdominal y, sobre todo, falta de menstruación, con crecimiento mamario; cómo es que una mujer puede alcanzar este grado de apariencia de un embarazo, es un misterio; se le conoce como Pseudociesis o embarazo psicológico.
Una de las causas más frecuentes del embarazo ficticio, es el deseo mayor de mantener presente a la pareja; incluso se ha llegado a realizar el enlace civil matrimonial para después notificar que fue “falsa alarma”.
Hoy en día los casos de Embarazo Fantasma no suelen durar mucho tiempo, pues con las herramientas diagnósticas como el ultrasonido pélvico o la prueba de embarazo en sangre y orina, los resultados son muy confiables.
Lo que más sobresalta es el aumento del abdomen “como si estuviera embarazada” y se debe a la gran cantidad de gas acumulada en el intestino; pero es un verdadero acertijo médico y científico cómo es que el cerebro femenino en tal circunstancia se puede “auto-engañar” para hacer creer y sentir al cuerpo de la mujer, que está embarazada.
En contraste, en la práctica médica es relativamente frecuente atender a jovencitas acompañadas de sus padres, que niegan rotundamente, ante la cara de indignación de los padres, cuando se les pregunta ¿has tenido relaciones sexuales?
Y la joven responde categóricamente con un NO; y sin embargo, la paciente está embarazada.
Eso me recuerda la obra de J.J. Arreola: La Feria, en donde narra la realidad popular mexicana: - La mera verdad yo no sé cómo mi mamá me dejó casar.
Desde el día de la boda, allí sentada en medio de las dos camas.
De día, cuando aquel se iba a trabajar, me dejaba encerrada con llave cada que salía.
¿Y cómo nació Filemón?