El análisis periodístico debe desvincularse de intereses políticos a fin de mantener la objetividad y credibilidad, aspectos esenciales para informar con la mayor certeza y transparencia a la ciudadanía.
Por ello es elemental, cuando surgen diferentes opiniones y cuestionamientos sobre un mismo tema, utilizar distintas fuentes a fin de tener la posibilidad de plantear hipótesis que se sustenten en el análisis de la información recopilada, identificando patrones, tendencias y posibles conexiones.
Lo anterior es en referencia a los distintos posicionamientos que se han dado durante los últimos días en los medios de comunicación en relación a los disturbios que han tenido lugar en la ciudad de los Ángeles, que se producen en un contexto de tensiones políticas y sociales exacerbadas por las políticas migratorias de la administración Trump.
Hace algunos días publiqué en la red X, que “Lo que está ocurriendo en los Ángeles no es simplemente una reacción a demandas de la comunidad mexicana, aunque ciertamente hay exigencias legítimas. El trasfondo real de todo esto tiene que ver más bien con la política interna de Estados Unidos, en donde Trump ha abierto distintos frentes de confrontación con los demócratas, empresarios, medios de comunicación y recientemente con su aliado Elon Musk.
Grupos políticos, tanto demócratas como republicanos, están utilizando estos eventos como herramientas para avanzar en sus propias agendas. No es casual que se utilicen imágenes como la bandera mexicana incendiada para crear una percepción distorsionada de México ante el mundo. Esa imagen no representa a nuestro país ni a nuestra gente, sino una estrategia cuidadosamente planeada.
Después del tema de Elon Musk, hay una intención clara de manipular la narrativa y usar a México como chivo expiatorio, no para resolver problemas, sino para atacar políticamente a figuras como Donald Trump, por lo que es importante estar atentos, no caer en la desinformación y reconocer que detrás de estos movimientos hay intereses muy específicos que pretenden dividir y confundir”.
La anterior hipótesis encuentra sustento en los siguientes cuestionamientos:
1. Los demócratas californianos están preocupados por perder el control en ese estado, por lo que alientan la disputa entre el gobernador Gavin Newson, que desde este momento se convierte ya en un aspirante a la Presidencia de EU y la alcaldesa Karen Bass con Trump.
2. Las acusaciones de la Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem contra la presidenta Sheinbaum, culpándola de alentar las protestas.
Sin embargo, debe considerarse el rol de no confrontación y diálogo que desde un inicio ha seguido el gobierno mexicano con las autoridades de Estados Unidos, y aun cuando no se han visto resultados concretos en la solución de los problemas, la comunicación entre los grupos de trabajo de ambos países ha sido permanente, por lo que resultan incongruentes las acusaciones de Noem.
3. El constante cabildeo que se ha tenido con funcionarios y legisladores norteamericanos por parte de los Secretarios Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Omar García Harfuch y destacando el trabajo discreto pero eficiente del embajador Esteban Moctezuma, quien se ha venido reuniendo con Senadores republicanos ultraconservadores.
4. En la reciente reunión del Subsecretario de estado Christopher Landau con la Presidenta Sheinbaum, ambos han expresado su compromiso con el diálogo constructivo y la cooperación para abordar los desafíos comunes.
Finalmente es importante considerar las constantes amenazas de Trump, que no siempre cumple, y cuya ejecución está limitada por leyes y regulaciones existentes, y muy importante, por la oposición política de demócratas y republicanos.
