Política

Los hijos de Sánchez

  • Punto de Encuentro
  • Los hijos de Sánchez
  • Marco Antonio Rodríguez Blásquez

En estos días santos que se conmemora la fe cristiana, me vino a la mente el libro de Oscar Lewis, “Los hijos de Sánchez”, escrito en 1981, como un estudio antropológico que explora temas como la pobreza, la violencia, el machismo, el amor y la religión desde el contexto de la lucha diaria.

Esta obra en su momento generó gran controversia y fue durante algún tiempo censurada por exponer la vida de una familia de marginados representados por la familia Sánchez, cuya vida se desarrolla en el barrio de Tepito, en CdMx, lugar cuya fama en buena parte se debe a sus contrastes sociales.

El libro representa un tratado antropológico, en donde el autor mediante las entrevistas realizadas a los integrantes de la familia retrata los niveles de pobreza, los conflictos de identidad, autoridad, y en el caso de Consuelo, la única mujer de cuatro hermanos, la represión sexual que sufre como mujer en este contexto de pobreza y machismo.

El momento simbólico del libro es al abordar el tema religioso, como una expresión de profunda fe y esperanza en medio de la cruda realidad que vive la familia, motivo por lo que acuden cada año al Santuario de Chalma, un peregrinar que dura varios días de rezos y convivencia familiar, haciendo promesas y esperando milagros.

Recuerdo hace ya algunos años cuando leí la novela de Lewis, un tema que llamó mi atención fue ese periplo al encuentro del Cristo Negro, mezcla de religiosidad y sincretismo en una imagen a la que los Sánchez le profesan profunda fe en busca de alivio espiritual.

Esta obra de gran impacto emocional, 16 años después fue adaptada a la película del mismo nombre, protagonizada por Anthony Quinn, quien interpreta al patriarca de la familia con un perfil machista, riguroso; la madre es interpretada por Dolores del Río, y el matrimonio cuenta con cuatro hijos, tres varones y una mujer.

De tiempo atrás, y ante la lectura del libro, me surgió la inquietud de visitar este santuario, pero fue hasta estos días que, en compañía de mi esposa, acudimos a Chalma, con el propósito de observar esa convivencia que se respira entre los visitantes, cuyo camino para llegar es difícil, y se puede ver cómo algunos de los peregrinos acuden descalzos o cargando pesadas cruces de madera, pero también pude observar la gran solidaridad entre los peregrinos, recorrido que se traduce en una verdadera fiesta de música y danza.

No obstante que en los alrededores del santuario se presentan problemas de limpieza, ambulantaje, mantenimiento y de orden, en su interior con su Cristo Negro hay una sensación de tranquilidad, en donde miles de peregrinos acuden a profesar su fe mediante el pago de alguna “manda” religiosa o a pedir un milagro en un ritual heredado por generaciones.

En estos días visitar el Santuario de Chalma puede constituirse en un acto íntimo de espiritualidad, convivencia y solidaridad. Si bien en el plano religioso la fe es la creencia en lo divino, en un ser superior dependiendo de la religión que se trate, también la fe fuera del plano religioso puede representar el motor para salir adelante y guardar la expectativa de que las cosas se den como lo esperamos, aun en situaciones adversas que se tienen que enfrentar.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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