Cultura

Aprende a valorar el “todavía no”

¿Cuántas veces te has detenido a pensar en lo lejos que ya has llegado? ¿Te enfocas únicamente en lo que todavía no logras, olvidando el terreno conquistado?

Estas preguntas son más profundas de lo que parecen. Todos, en algún momento de nuestra vida, nos repetimos en silencio: "Todavía no estoy donde quiero estar".

Y esta frase puede sonar como un peso que se siente que arrastra como una deuda con nosotros mismos, pero si miramos hacia atrás con honestidad reconoceremos que ya no estamos donde empezamos. Y esa diferencia lo cambia todo.

El proceso de crecimiento, sea personal, académico, laboral o emocional, rara vez es lineal. Nos gustaría que la vida fuera como una escalera recta hacia arriba: cada paso, una victoria, sin tropiezos, sin pausas.

Pero el camino real es más parecido a una espiral: a veces sentimos que giramos en círculos, que regresamos a puntos conocidos, que no avanzamos. Y, sin embargo, en cada giro hemos subido un poco más. Estamos en un lugar distinto, aunque no lo parezca.

Parte del problema es que solemos medir el éxito únicamente con resultados visibles y grandes metas cumplidas. Y claro, si aún no tenemos ese empleo soñado, ese título, esa estabilidad, o esa paz interior, creemos que fracasamos.

Pero, ¿qué pasa con los pequeños logros invisibles? ¿Qué pasa con la disciplina que antes no teníamos, con la confianza que hemos ido construyendo, con la resiliencia que se forma al atravesar dificultades? Esos avances también cuentan, aunque no aparezcan en un currículum ni se aplaudan en público.

El tiempo, aunque a veces parezca un enemigo lento, es en realidad un sabio maestro. Nos enseña con paciencia que cada día vivido suma experiencia, y que cada tropiezo pule el carácter.

La impaciencia nos hace querer llegar rápido, pero la vida insiste en que lo valioso necesita maduración. Como una semilla bajo tierra que aún no muestra brotes, pero que en silencio está desarrollando raíces profundas. No porque no veas todavía los frutos significa que no estés creciendo.

Y aquí está la clave: aprender a valorar el “todavía no”. Esa frase, que a primera vista parece negativa, en realidad es una promesa. "Todavía no estoy donde quiero estar" implica que hay camino, que hay vida por recorrer, que la historia sigue abierta. Mientras tanto, lo que ya quedó atrás es testimonio de fortaleza, de superación y de aprendizaje.

Quizás hoy no sientas que estás triunfando, pero te aseguro que alguien más mira tu recorrido y se inspira. Porque el simple hecho de seguir adelante, de no haberte rendido, ya es una forma de éxito. El éxito no siempre se mide en metas alcanzadas, sino en la capacidad de sostenerte en el camino, aun con dudas y caídas.

Cierro con una invitación a reflexionar a través de la lectura. En "El poder de la paciencia” de M.J. Ryan, la autora nos recuerda que la vida no se trata de acelerar, sino de aprender a confiar en los tiempos y procesos. Cada paso, incluso los más pequeños o los que creemos insignificantes, nos prepara para el futuro que deseamos.

Así que la próxima vez que te repitas: "Todavía no estoy donde quiero estar”, completa la frase con otra verdad igual de poderosa: "Pero ya estoy lejos de donde empecé”. Y en ese espacio entre el inicio y la meta, está ocurriendo la transformación más valiosa: la tuya.


Google news logo
Síguenos en
Magda Bárcenas Castro
  • Magda Bárcenas Castro
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.