Cultura

Ambientes felices, trabajos eficaces

¿Qué tanto influye el lugar en el que estudias o trabajas en tu estado de ánimo?

¿Alguna vez te has sentido más cansado de lo normal sin razón aparente?

O, al contrario, has notado cómo un espacio agradable te llena de energía y creatividad?

La verdad es que no siempre nos damos cuenta, pero los espacios en los que pasamos gran parte de nuestra vida tienen un impacto directo en cómo nos sentimos, pensamos y producimos. A veces, el cansancio no proviene de las tareas que hacemos, sino del entorno en el que las realizamos. Otras veces, basta con entrar en un lugar iluminado, abierto y armonioso para sentirnos más vivos, atentos y alegres.

Pensemos por un momento en dos escenarios. El primero: una oficina sin ventanas, con paredes cerradas, luces bajas y espacios reducidos. Allí, el aire parece pesado, la energía se apaga poco a poco, y aunque tengas las mejores intenciones, el cuerpo y la mente parecen arrastrarse.

Ahora imagina lo contrario: un espacio con grandes ventanales, luz natural entrando sin obstáculos, áreas verdes alrededor, colores vivos y un ambiente que respira. En este lugar, las ideas fluyen con más facilidad, la mente se relaja y hasta el tiempo parece rendir más.

Este efecto no es casualidad. El investigador y escritor Alain de Botton, en su libro La arquitectura de la felicidad, lo explica de manera clara: “Los lugares en los que habitamos influyen en nuestro carácter y en nuestra visión del mundo. Un edificio bien iluminado, abierto al entorno y diseñado con armonía, puede levantarnos el ánimo tanto como una conversación inspiradora. De la misma forma, un espacio sombrío y opresivo puede limitar nuestra capacidad de pensar, de soñar y de actuar con entusiasmo”.

En mi experiencia profesional he comprobado estas diferencias de manera muy clara. Durante mis largas jornadas en el periódico noté que, en la redacción el diseño de los espacios en Notivox nos ayudaba a concentrarnos, a enfocarnos en lo esencial y a mantener la mente fresca para escribir y producir con calidad.

Y durante mis jornadas académicas dentro de TecMilenio, lo confirmé desde otra perspectiva: sus instalaciones abiertas, con áreas verdes y un uso consciente de la psicología del color, generan un ambiente perfecto para el aprendizaje y la creatividad de mis alumnos. En ambos lugares entendí que el entorno no solo es un “fondo” donde hacemos nuestras tareas, sino un verdadero motor que influye en nuestra productividad y en cómo nos sentimos al hacerlo.

Por eso, la invitación es clara: procura rodearte de espacios que te inspiren. Busca la luz natural, abre las ventanas, rodéate de plantas, sal al aire libre cuando puedas. No se trata solo de estética, sino de salud emocional y mental. Porque cuando estamos en entornos que nos hacen sentir bien, nuestras ideas maduran mejor, nuestros proyectos avanzan con más fuerza y nuestra vida diaria se vuelve más ligera.

En conclusión, trabajar y estudiar en lugares que nos brindan armonía y bienestar no es un lujo, es una necesidad. Aprendamos a elegir -y cuando se pueda, a crear- entornos que nos hagan felices, porque solo así lograremos ser eficaces y, sobre todo, plenos.


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Magda Bárcenas Castro
  • Magda Bárcenas Castro
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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