A punto de despedir este año, debo creer que las circunstancias de todos conocidas han llenado de miedo y dolor a miles de familias mexicanas. Un año 2021 (veinte-veintiuno) particularmente difícil. Nada por hacer, todo para seguir el camino que, como lo dice Antonio Machado, no dejará huella. En todo caso muchos habremos de congratularnos de poder iniciar el nuevo periodo de la vida sin grandes problemas.
Sucede que no hablo solo de la pandemia sino de la violencia y la falta de sensibilidad que ha tenido en hombre frente al hombre. Matar por placer se ha convertido en algo tan cotidiano que a nadie asombra. Es terrible.
Tenemos en el mundo ya dos años desde los primeros visos de la covid y sus variantes, sus mutaciones que no son más que la respuesta visible para sobrevivir en una célula viva.
Decía Borges que odiaba los espejos porque, como la cúpula, multiplican a los hombres Los virus igual tienen el poder de la expansión. Ojalá nunca hubiera espejos para ellos, el asunto es que los ha habido siempre.
“Bichos violentos en cuerpos violentos'', título propuesto para una popular serie de televisión.
Nos queda el ¡Basta!, y va para quienes deben controlar todo esto.
He sido un hombre sin ambiciones patógenas. Nunca he renegado de mis orígenes, aunque sí digo abiertamente lo que creo, lo que pienso. El ¡Basta! es un recurso, el único que podemos compartir como sociedad civil, comunitario.
Las violencias -me refiero a dos- no hay quien las controle: un problema serio de salud mundial y el otro de fuerza infringida hacia los más débiles. La primera ha desatado pobreza, pérdida de empleos, instituciones de salud que poco pueden hacer. La segunda ha existido también siempre pero ahora se recrudece y ha implicado la aparición de sectores nuevos: jóvenes o adultos que engañan, piden apoyo en las redes sociales para lo que no existe, asaltan y matan por nada.
Este año que se va se lleva el luto y las lágrimas de muchísimas personas. Entiendo que haremos propósitos al que está a la vuelta. Lo venidero podrá ser mejor, eso no hay que perderlo de vista. Estamos ante lo que nos queda por vivir. Los tiempos se acortan y qué mejor que los vivamos como aquel título de Franz Fannon: en busca de lo verdaderamente humano. Es el mejor de mis deseos.
Juan Gerardo Sampedro