El “sin salida” me parece ocioso y obvio en este momento: estamos en proceso de desmoronamiento colectivo. Escribí hace años, en uno de mis primeros ensayos de cuento en el taller de Miguel Donoso Pareja, que llegaría un momento en el que no iba a asombrar a nadie la violencia cotidiana. En aquel momento de mi vida el interés por las humanidades creció como los robles de un parque que observaba todas las mañanas al despertarme.
Entendí que el acercarse a lo verdaderamente humano nos vuelve vulnerables. El daño y la falta de una mínima culpa lo trastocaron todo. Fui testigo del paso de generaciones que abandonaron su inicial quehacer literario y se dedicaron a miles de cosas ajenas justificándose en una consigna idiota, como dejó escrito en verso un poeta urbano en las paredes de una céntrica calle.
“Primero seré yo y luego yo”. Deberé corregir: no dejaron al olvido su quehacer inicial, éste los mandó al demonio. Conocí a un Chamán, fue mi alumno, que tiene la justificada idea de que quien traiciona a lo que ha creído tendrá que pagarlo con creces.
Lo cierto es que una conducta razonable es anteponer lo humano a la violencia y a la traición. Ellos, como lo dicta el poema de Fernández Retamar, “tendrán su lugar en el infierno y basta”.
Seguimos atrapados y no hay manera de salir por lo pronto. Lo peor, parece que a nadie le preocupa. Encuentro, por otro lado, contradictorio el hecho de que en la simulación se hable de filósofos, teólogos y poetas sobre escritorios de escuelas o detrás de micrófonos de cabinas radiofónicas (que por suerte casi nadie oye) y que en la práctica su conducta sea la vileza asumida sin problema. No todo está perdido: sigo aferrado a que el futuro traerá nuevas oportunidades, sin duda.
Tan simple, tan profundo como contemplar una tarde escuchando a Cat Stevenson.
Pero leamos a Jorge Luis Borges: “Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire / (...) / El que acaricia a un animal dormido / El que agradece que en la tierra haya Stevenson / (...) / El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho / El que prefiere que los otros tengan razón / Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo”.
Tengo razones ahora para creer que el mundo debe cambiar como también lo escribió Bob Dylan o bien, en palabras de Lennon: démosle una oportunidad a la paz. Es todo.
@Coleoptero55