Desde que Caín mató a Abel, según el relato bíblico, abundan los argumentos de los aprovechados de este mundo, para iluminar a los que sienten como estorbo para la realización de sus planes egoístas.
Ya llevamos tiempo en los que, con gran prepotencia, se publican planes y se ejecutan acciones para iluminar a los estorbos humanos para la realización de los propósitos de los poderosos de este mundo.
Noticias de todos los días, hablan de le eliminación de los descartables.
A este tema, advirtió el Papa Francisco, en su Carta Encíclica, Fratelli Tutti: “Partes de la humanidad parecen sacrificables en beneficio de una selección que favorece a un sector humano digno de vivir sin límites.
En el fondo no se considera a las personas como un valor primario que hay que respetar y amparar, especialmente sin son pobres o discapacitados, si todavía no son útiles -como los no nacidos-, o si ya no sirven -como los ancianos-.
Nos hemos hecho insensibles a cualquier forma de despilfarro, comenzando por el de los alimentos, que es uno de los más vergonzosos” (FT. 18).
Añade al Papa: “El descarte, además, asume formas miserables que creíamos superadas, que se esconde y aparece una y otra vez.
Las expresiones de racismos vuelven a avergonzarnos demostrando así que los supuestos avances de la sociedad no son tan reales ni están asegurados para siempre” (FT. 20).
Las muchas noticias que nos llegan tanto sobre las irracionales guerras como las redadas son una vergüenza, y también la indiferencia y el silencio que les acompañan.
Nos encogemos de hombros y nos disculpamos pensando qué podemos hacer para remediar la situación.
Nos equivocamos también cuando pensamos que lo mejor en no hacer caso a las noticias.
En el fondo hay una inmensa deuda de caridad para quien son golpeados por la adversidad.
