O sea, ya es muy estresante la sola perspectiva de una Tercera Guerra Mundial organizada por tipos que se autodenominan pacifistas y que cuando arrojan los misiles esconden la mano, como para que no haya una certeza jurídica de que si va a empezar o no esta conflagración y a qué horas. Sobre todo porque ya no sé si pagar las tarjetas o no, ir al dentista, o si me meto o no al curso de danzón que he estado posponiendo ante la incertidumbre de que se suelten las ojivas nucleares.
Digo, todo parecía indicar que en efecto el Apocalipshit se iba a desatar gracias al patrocinio de mi Donald y de mi NetanYuju de toda la vida, por eso pedí en Temu un refugio antinuclear asequible para pasar con cierta tranquilidad el próximo invierno nuclear.
Por supuesto hay cosas que están en nuestras manos, pero que el fin del mundo esté en manos dos personajes muy menores como de sketch de la Hora pico como Trum y Netan, va más allá de una sordidez patética y vulgar, suena a otro guango sketch de Latinus. O sea, nos merecemos algo mejor: una invasión extraterrestre, una jauría de Godzillas, una batalla armagedonesca entre dios y el demonio… algo más digno que un contubernio de fachos egomaniacos.
Como quiera que sea, ahí estoy esperando el pedido con un poco de ansiedad (estaba especulando que podía ser peor, estar encerrado en un búnker de esos con Kinky Téllez, Alitititito Moreno o con Kike Krauze que, como el señor de las paranoias artificiales que es, se la pasaría gritando, “¡Son nucleares, Jacobo, son nucleares!”) cuando me entero de que el Agente anaranjado anunciaba que, gracias a su intervención, la “Guerra de los 12 días” había terminado, que continúa la programación habitual de su dictadura echando migrantes a patadas y los de la Loca Academia de Prianistas Miramonistas boleándole los cacles.
Entonces pensé que como el presidente gringo no miente al igual que todos sus antecesores, cancelé mi pedido a Temu con la intención de tomar también un curso de Montajes a domicilio que imparten Loret Lord Montajes, Simón Trevi y Cascabel Hernández.
Entonces comenzó a correr el dato de que en Irán no estaban informados de ningún acuerdo de paz. Y más tarde, en otro de sus tuits que parecen redactados por Vicente Vox, mesiánicamente Trump anuncia con la sobradez insana que le caracteriza que Israel e Irán le fueron a pedir perdón y que casi le van a dar el Nobel de la Paz.
Luego se oyen las alarmas en Tel Aviv.
Mejor les confirmé a los de Temu lo del bunker.