En Bélgica, la reciente normativa que otorga a las trabajadoras sexuales los mismos derechos laborales que cualquier otro empleado marca un precedente global.
Por primera vez, contarán con contratos formales, acceso a seguros médicos, pagos por maternidad y beneficios de pensión.
La pregunta central que plantea esta normativa es cómo equilibrar la protección social para los trabajadores sexuales con los riesgos de perpetuar dinámicas de explotación y desigualdad de género.
¿Regule es suficiente para abordar las causas estructurales que perpetúan la explotación sexual, como la desigualdad económica y la falta de educación sexual integral?
La regularización del trabajo sexual puede reducir la violencia y mejorar las condiciones de vida de quienes lo ejercen.
Por ejemplo, en Nueva Zelanda, donde la prostitución fue despenalizada en 2003, las trabajadoras sexuales indican sentir mayor seguridad y tener mejor acceso a servicios de salud.
Según organizaciones feministas como CATW (Coalition Against Trafficking in Women), regularizar la prostitución sin abordar las desigualdades estructurales que la sostienen puede normalizar la explotación de mujeres y niñas, especialmente en contextos donde las opciones laborales son limitadas.
Por un lado, activistas como Amnistía Internacional defienden la regularización como una vía para proteger a los trabajadores sexuales de la violencia y el abuso.
Por otro lado, autoras como Catharine MacKinnon señalan que legalizar la prostitución no elimina las dinámicas de poder que la perpetúan, sino que puede legitimarlas bajo un marco institucional.
La nueva normativa en Bélgica representa un paso importante hacia el reconocimiento de los derechos laborales de las trabajadoras sexuales.
Si bien es un avance significativo en términos de igualdad y protección social, su eficacia dependerá de cómo el Estado aborde las desigualdades estructurales que sostienen la explotación sexual.
La inclusión de todos los sectores, así como políticas complementarias que promuevan la equidad económica y la educación sexual, serán clave para que esta medida no solo sea justa, sino también transformadora.
IG @davidperezglobal