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El espejo de la IA

En un mundo cada vez más digitalizado, la inteligencia artificial (IA) ha pasado de ser una mera herramienta tecnológica a convertirse en un fenómeno social con profundas implicaciones éticas y políticas.

Adela Cortina, una de las filósofas más influyentes de nuestro tiempo, ha teorizado sobre los peligros que la IA generativa representa para la sociedad.

La IA generativa, al ser capaz de crear contenido nuevo y original, plantea desafíos éticos significativos que pueden afectar la cohesión social y, en última instancia, contribuir a las espirales de violencia.

En este contexto, la IA generativa no solo reproduce patrones existentes, sino que tiene el potencial de amplificarlos, creando nuevas formas de discriminación y exclusión.

Este fenómeno, lejos de ser una simple consecuencia tecnológica, es un reflejo de las dinámicas de poder y desigualdad que estructuran nuestra sociedad. 

Aunque a menudo se presenta como una herramienta objetiva, la IA está lejos de ser neutral.

Cortina advierte que la IA generativa, al operar sobre datos que reflejan las desigualdades sociales, puede reforzar y exacerbar estas desigualdades, perpetuando un ciclo de violencia estructural.

El problema radica en que la IA generativa no solo refleja el mundo tal como es, sino que también contribuye a moldearlo. 

Al generar contenido que puede influir en la opinión pública, la IA tiene el poder de reforzar narrativas que justifican la violencia o que perpetúan estereotipos dañinos.

Esto plantea una serie de preguntas éticas: ¿Hasta qué punto somos responsables de las acciones de las máquinas que hemos creado? 

¿Cómo podemos asegurarnos de que la IA se utilice de manera que promueva la justicia social y no la violencia?

La IA generativa actúa como un espejo que refleja y amplifica las dinámicas de poder y violencia que ya existen en la sociedad.

Desde la perspectiva de la transformación pacífica de los conflictos, es crucial que la IA se utilice de manera que fomente la cultura de paz, respondiendo a las tensiones sociales.

La tecnología no es un agente neutral, sino que está impregnada de los valores y las intenciones de quienes la diseñan y la utilizan.

Los algoritmos de IA a menudo reproducen sesgos de género y raza, lo que sugiere que, sin una intervención ética consciente, la IA generativa podría contribuir a la perpetuación de las espirales de violencia ya existentes.


@perezyortiz

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david pérez
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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