Por esas cosas tecnológicas de las plataformas, mi algoritmo de facebook me mostró un clip de una entrevista que Nayo Escobar realiza a un médico, en donde hablan sobre la digestión y el metabolismo, y en la que se plantea una premisa conocida por todos: una alimentación adecuada es el pilar fundamental para prevenir enfermedades y recuperar el bienestar.
Palabras más, palabras menos; casi todos damos por cierta la afirmación, el problema viene en la ejecución, ¿verdad?
En días pasados, comencé a trabajar una consultoría en un proyecto para una empresa que ha establecido el objetivo de obtener la certificación ISO-9000, y bastó iniciar un primer autoestudio para caer en cuenta de que su semáforo tiene muchos indicadores en rojo y en amarillo; es decir, no hay condiciones para iniciar el proceso de certificación, y me piden apoyo para estructurar un plan para ponerse en condiciones óptimas, y entonces sí, realizar la evaluación.
¿Por dónde empezar? Permíteme parafrasear lo antes dicho: “la premisa es conocida por todos: una estructura y control de procesos adecuadas, son el pilar fundamental para prevenir conflictos y crisis, y eficientar el crecimiento”. Repetiré: el problema viene en la ejecución.
Cuando trabajamos con optimización de procesos, debemos partir del catálogo de indicadores clave definidos por la organización, ya que estos dan testimonio de la calidad de cumplimiento de la promesa de valor (interna y externa): productividad, eficiencia, eficacia, capacidad, competitividad.
Ahora, correlaciona esos indicadores con los perfiles de los colaboradores que están a cargo de los procesos, y verás lo que llamo el factor de congruencia de gestión: baja calificación en este factor, no hay competencia (capacitar); alta calificación, hay competencia (revisar proceso).
Por ello, un médico requiere un montón de análisis para darte un diagnóstico, y dado el caso, recomendar tratamiento. Así, un consultor, requiere reportes de cumplimento de indicadores para aclarar si se ajusta el proceso, o se capacita a las personas.
Las buenas intenciones no son garantías de nada. Sin importar el contexto, cualquier objetivo no sustentado en datos duros, es tan inestable como una silla de 3 patas: tantita presión de algún lado, y adiós. Entonces, ¡deja de adivinar! La certeza se construye con confianza, transparencia y comunicación constante. Ahí te la dejo.