Ya había quedado profundo en la memoria el recuerdo de aquel 19 de septiembre de 1985 cuando esperaba en los pasillos de la Prepa 8 turno para el examen extraordinario de cálculo mercantil, única asignatura pendiente para ir a la Universidad, y un temblor nos sacudió con furia tal que obligó a todos a salir a áreas abiertas, aunque sin daños a la vista en la zona de Plateros que alberga los edificios de ese glorioso plantel.
Postergado un día el examen debido al sismo, del que pronto llegaron noticias a los directivos de la Prepa, los ansiosos alumnos tomamos distintos rumbos sin saber que muchos ya no nos íbamos a ver nunca, porque al día siguiente la mayoría, ocupada seguramente en labores de búsqueda de familiares o rescate o duelo, ya no asistió al examen y no tuvo una nueva oportunidad de irse al nivel superior ese año.
Ya habían quedado esas postales al fondo de los recuerdos, decía, cuando nos sorprendió otro terremoto en la misma fecha, en 2017, con la diferencia de que nos enteramos en tiempo real con los teléfonos inteligentes y las redes sociales asociadas. Los videos tomados desde la Torre Mayor pronto circularon profusamente y fueron los primeros en exhibir la magnitud de la catástrofe y el regreso de la pesadilla que marcó a este sufrido país.
Salir rumbo a Notivox Diario, basado en el Centro de Ciudad de México, una de las zonas más peligrosas en materia de sismos, desde San Pedro de los Pinos, solo pudo ser posible por el Metro con dos transbordos, porque las calles estaban saturadas de vehículos a vuelta de rueda y de personas que caminaban con la mirada perdida y muchos con notoria desorientación.
Carlos Marín, entonces director del diario, andaba en Puebla recibiendo las llaves de la Biblioteca Palafoxiana y por eso fue ya de noche cuando tuvimos la primera comunicación para sabernos a salvo y armar la edición. Con el cúmulo de información creciendo y el vértigo de la cobertura en vivo para televisión y web, las notas se iban acumulando y la siempre diligente colega Mariana Ulloa hizo una propuesta puntual y eficaz: armar grupos de mensajería para darle un orden a la caótica lluvia de noticias.
De ese material más el que se generó en el primer mes después del sismo nació el libro Septiembre letal.