En una conversación telefónica, obligada por el encierro en el cenit de la pandemia de covid, el poeta Jaime Labastida me contaba que aprendió de su antiguo maestro universitario Eli de Gortari que los virus son estructuras intermedias entre la materia muerta y la materia viva, no tienen vida propia, pero se introducen en una célula y automáticamente quedan activos.
Hoy veo a Adán Augusto López deambular como zombi en el Senado y no puedo dejar de hacer una analogía con aquellas palabras de Labastida sobre los virus, sobre todo en la semana en curso, en la que ha pasado de los mensajes encontrados a resentir la rebelión de un grupo de sus “coordinados”, que decidió cambiar las reglas de votación en la bancada de Morena, y otro que ignoró la oposición del tabasqueño a un conversatorio sobre la reforma al amparo, que el propio “líder” terminó por confirmar.
Y mire usted, de la mano del comportamiento de los virus, que al senador no le faltan “células” para mantenerse entre los vivos, como la Fiscalía General de Tabasco, que se ha adelantado a descartar que lo vaya a llamar a declarar, como si fuera impensable y fuera de lógica la posibilidad, pese a que como gobernador fue jefe de Hernán Bermúdez, sometido a proceso con el cargo de haber encabezado al grupo criminal La Barredora.
Ignorado por los senadores de su bancada, sin embargo, Adán Augusto mantiene apoyos en otros frentes, como en la Cámara de Diputados, donde el presidente de la Sección Instructora, Hugo Eric Flores, hizo favor de aclarar que las solicitudes de juicio político contra el senador y la diputada Hilda Brown, ella en la lista negra del Tesoro estadunidense, serán analizadas una vez que la Subcomisión de Examen Previo desahogue los mil 200 casos presentados antes.
Aunque unos mil asuntos ya pintan para haber prescrito, aún quedan dos centenas por atender y frente a los cuales la 4T no tiene prisa alguna, aunque Adán Augusto transite hoy en la vida política como personaje de la película Sexto sentido. Con esas “células” sobrevive hoy el tabasqueño, con la sombra de La Barredora a cuestas, desacreditado en Palacio Nacional y a la expectativa de novedades en el caso de su ex jefe policiaco, que, le consta, sabe cantar.