Sé que Javier Hernández Balcázar, otrora figura del futbol internacional y máximo goleador del Tricolor, debe tener ahora una lista inmensa de recomendaciones para leer, desde información básica sobre igualdad, resiliencia y sororidad, hasta tratados feministas clásicos, como la obra de Simone de Beauvoir, y conceptos relacionados que pasan por violencia de género, feminicidio, misoginia y mansplaining. ¿Interesante, no?
Sin embargo, desde aquí le va una sugerencia de lectura que, a diferencia de todo lo anterior, lo hará salivar mientras aguarda en la banca a que sus compañeros de equipo reaccionen y sean capaces de meter un gol, porque parece que la anemia productiva del delantero, en la cancha, no en redes sociales, ha contagiado a todo el club al mando del enésimo argentino que viene con sus cuarzos bajo el brazo.
Guillotinadas, se titula esta novedad editorial de FCE, recién salida del horno, autoría de la historiadora Cécile Berly, quien nos embarca en un viaje por el siglo XVIII para atestiguar arresto, encarcelamiento, juicio y ejecución, todo en apenas poco más de un año, de cuatro mujeres que representaban todo lo que la autoridad detestaba en la Francia revolucionaria.
María Antonieta, reina; Madame Roland, revolucionaria e integrante de los girondinos; Olympe de Gouges, dramaturga y autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadanía, y Madame du Barry, favorita de Luis XV y símbolo del Antiguo Régimen, antiheroínas de aquellos días agitados que siguieron a la Toma de la Bastilla, el 14 de julio de 1789.
A la reina se le acusaba de haber sido criada en una corte desleal y ambiciosa, mala madre y esposa depravada. A Olympe le reprochaban haber querido ser “un hombre de Estado”, pareciendo que “la ley castigó a la conspiradora por olvidar las virtudes que corresponden a su sexo”. A las otras dos no les fue mejor en la lectura de cargos.
Para diciembre de 1793, la Revolución ha guillotinado a esas cuatro figuras relevantes, instaurando el orden entre los espacios y los géneros, lo político y lo íntimo, lo masculino y lo femenino, en la caza de enemigos reales o imaginarios. ¿Interesante, no? Sobre todo ahora que el pambolero anda dando tumbos en otro siglo.