En la escena se recuperaron 116 cartuchos de rifle de asalto, una bala de pistola sin detonar y tres cartuchos de escopeta. Robert Paul Westman, -una persona “trans” de 23 años que se cambió el nombre a Robin M. Westman-, disparó por las ventanas de una iglesia contra estudiantes que rezaban antier en la “Escuela Católica Anunciación”, de Mineápolis, Estados Unidos.
La agresión dejó como saldo dos niños muertos y 18 heridos. Luego Robert, “Robin”, se quitó la vida. Hasta el 2017, él mismo había estudiado en la misma institución, e incluso era miembro de la parroquia. ¿Qué le ocurrió?
“La persona que atacó expresó odio hacia casi todos los grupos imaginables. Expresó odio hacia personas negras. Expresó odio hacia personas mexicanas. Expresó odio hacia personas cristianas. Expresó odio hacia personas judías... Parecía odiarnos a todos. Su corazón estaba lleno de odio”, dijo Joseph Thompson, fiscal federal interino del Distrito de Minnesota. Las autoridades tratan de saber el por qué, pero hasta el momento de escribir esta colaboración, no habían podido hablar con sus padres y las investigaciones continúan.
Vivimos en un mundo caído, y cada uno de nosotros está roto internamente de una u otra manera. La cuestión es que no podemos “repararnos” solos. Hay cosas profundas en el alma humana que solo Dios conoce, y que solo Él es capaz de resolver. Él nos creó; no nosotros a nosotros mismos, y sin su intervención estamos perdidos.
“Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas”, nos asegura Jesús en Juan 12:46. El Hijo de Dios ofrece liberarnos si estamos dispuestos a permitírselo: “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”, (Juan 8:34-36).
Jesús está dispuesto a sacarnos de las tinieblas y liberarnos. Lo puede hacer porque en la cruz derrotó al pecado, a Satanás y a la muerte. Lo puede hacer porque el Dios que se hizo hombre nos ama a pesar de conocernos; por eso se entregó a favor nuestro. Te puede salvar porque nada le es imposible.
Cree. Pídele a Jesús que te perdone y que venga a morar en tu corazón, y lo verás.
