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Ayuda mortal

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  • Alejandro Maldonado

Leonel Ayala, Licenciado en Educación Musical comenzó con dolores abdominales que fueron en aumento hasta que el 04 de abril de este año fue operado por un cálculo. La intervención fue exitosa, y para manejar su dolor se le suministró fentanilo.

Según relata la familia, Leonel mejoró notablemente y hablaba de lo que haría tan pronto se recuperara. Pero repentinamente se presentó una fiebre que no cedía. El personal médico explicó a la familia de Leonel que tenía una enfermedad bacteriana que no podían combatir ni con los medicamentos más poderosos.

La fiebre dañó sus órganos rápidamente, hasta alcanzar su cerebro. Leonel murió en el hospital el 8 de abril. En paralelo otras ocho personas fallecieron en las mismas instalaciones en un corto tiempo. De inmediato inició una investigación. Todos los implementos e instalaciones fueron revisados meticulosamente, pero no se encontró nada. Entonces decidieron revisar las ampolletas de fentanilo y encontraron que estaban contaminadas con bacterias Klebsiella pneumoniae y Ralstonia pickettii.

La investigación descubrió también que, al menos 300.000 ampollas de fentanilo infectadas por bacterias ultrarresistentes fueron distribuidas en distintos centros médicos de Argentina. Se presume que 87 personas murieron por el fentanilo infectado. Las autoridades ordenaron la incautación del medicamento y hay 24 personas bajo investigación. En este caso, la ayuda para el alivio del dolor acabó en tragedia.

Hay otro dolor que es terrible y no físico necesariamente. Es el dolor del alma, mente y corazón. Ese dolor nos guía a buscar ayuda en lo que este mundo nos ofrece; pero luego de una “aparente mejoría”, nuestra condición empeora.

Detrás de la mayoría de las tragedias humanas se puede encontrar la palabra “pecado”, cometido por terceros, y también por uno mismo. El pecado es esa “bacteria” que nos mata internamente. Dios se duele al ver nuestra condición y ha provisto el único remedio existente: “La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”, (1ª. Juan 1:7).

¡De todo pecado! Jesús el justo, santo y perfecto, tomó nuestro lugar en la cruz. Por amor a ti y a mí, recibió el castigo que merecíamos para otorgarnos gratuitamente, perdón, salvación y nueva vida.

Clama a Jesús para que venga a ti y te limpie, y verás.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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