La historia demuestra que las grandes transformaciones no se logran en solitario.
En la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y Rusia unieron fuerzas para derrotar a la Alemania nazi; en la conquista de Tenochtitlán, los españoles se aliaron con los tlaxcaltecas para vencer a los mexicas.
Y en tiempos modernos, colaboraciones como la de Apple y Microsoft recuerdan que la cooperación abre caminos insospechados.
El principio es claro: una alianza bien construida multiplica capacidades, subsana debilidades y abre horizontes que de otra manera permanecerían cerrados.
Si esto aplica en la historia universal y en el mundo empresarial, ¿cómo no habría de aplicar en nuestra propia región?
La Laguna: un llamado urgente a la unidad
Nuestra Comarca Lagunera conoce de sobra la necesidad de caminar juntos. Sociedad civil, gobiernos, sector educativo y productivo estamos obligados a unirnos.
Como los dedos de una mano que, al cerrarse en puño, adquieren fuerza imposible de ignorar.
La inseguridad que amenaza la paz, los riesgos económicos derivados de aranceles o la influencia negativa de las redes sociales en la juventud, son problemas que no reconocen fronteras.
Torreón, Gómez Palacio, Lerdo, Matamoros y los demás municipios comparten un mismo destino. Y en ese destino común, la unidad no es lujo: es condición de supervivencia.
Hacia una alianza integral
Pero no basta con discursos. Se requieren pasos firmes en varios frentes:
Seguridad. La confianza se construye con comunicación directa. El ciudadano debe sentir que una llamada basta para obtener respuesta, y la autoridad garantizarlo.
Economía. Comprar lo nuestro es un acto de lealtad. Si el consumo local —incluyendo el de los gobiernos municipales— se convierte en hábito, el dinero circula en casa y detona un círculo virtuoso de prosperidad.
Política. Las alianzas políticas deben basarse en elecciones limpias.
Ya en el cargo, los gobernantes deben rendir cuentas, porque representan a la ciudadanía, no a sus partidos.
Y todo funcionario que no cumpla debe ser removido mediante presión organizada.
Juventud. Los padres debemos reconocer que no son los hijos quienes se encierran en pantallas, sino nosotros quienes lo permitimos.
Urge un pacto familiar para establecer límites claros y fomentar la convivencia cara a cara, el juego en la calle y la vida al aire libre.
Un reto compartido
La pregunta de fondo es simple pero incómoda: ¿seremos capaces los laguneros de construir estas alianzas? La respuesta debería ser un sí rotundo.
La historia y el sentido común coinciden: la unión hace la fuerza. Y si en otros tiempos las alianzas definieron el rumbo de imperios y naciones, hoy pueden definir el futuro de La Laguna.