Nadie causa más daño a una agenda o movimiento que sus propios fanáticos. Y eso parece estar sucediendo a últimas fechas con la agenda progresista. Y la campaña de American Eagle con Sydney Sweeney parece ser emblemática de ello.
En días pasados la actriz inició una nueva polémica de las muchas que han enmarcado su corta carrera. Se le develó como la estrella de la nueva campaña de la marca de ropa American Eagle, donde hace un juego de palabras con las palabras “genes” y “jeans”, que en inglés se pronuncian igual, lo que causó un gran revuelo llegando a involucrar a la administración del presidente Donald Trump.
“Sydney Sweeney tiene buenos genes”, afirma una voz en off, mientras aparece la actriz tachando la palabra “genes” del cartel publicitario. En su lugar, escribe “jeans”.
En otras de sus publicaciones promocionales, la actriz afirma que los “genes se transmiten de padres a hijos y a menudo determinan rasgos como el color del pelo, la personalidad e incluso el color de los ojos”. Todo ello mientras se enfoca a la actriz. Y concluye: “Mis jeans son azules”. Haciendo clara alusión a los ojos azules de la modelo y actriz.
Esto desató una oleada de mensajes alegando que la campaña tenía tintes racistas, que promovía la supremacía blanca y ya encarrerados, que era hasta fascista. Y, por supuesto, que promovía el discurso político de la administración trumpista.
Si bien es innegable que la forma es fondo y en comunicación publicitaria nada es azaroso, es hora de reconocer que las reacciones exacerbadas afectan más que ayudar.
Es claro que sí se hace un juego de palabras entre genes y jeans y que sí se refuerza el concepto de un canon de belleza. Pero esto no es nuevo ni exclusivo con modelos de fenotipo blanco. El querer hacer un paralelismo con las campañas de la estetización alemana es muy burdo, pues entonces todas las campañas de moda con modelos dentro del canon de belleza aceptado serían nazis. Cabe destacar que el mundo de la moda per se es frívolo de tiempos inmemoriales, con Hitler, sin Hitler o a pesar de Trump, para beneficio de líderes de su estilo.
Pero, al parecer, esto no parece entenderse, a pesar de que la misma administración republicana lo ha aceptado y declaró ahora que salieron a defender la campaña de American Eagle. “La cultura de la cancelación se ha descontrolado. Este pensamiento liberal retorcido, estúpido y denso es una de las principales razones por las que los estadounidenses votaron como lo hicieron en 2024. Están hartos de estas tonterías”, dijo el vocero de la Casa Blanca, Steven Cheung.
Y, por desgracia, esta vez hay que darle la razón a la administración de Trump. Pues si bien no es una tontería el promover sociedades inclusivas, sin discriminación y de avanzada, sí lo es hacerlo a través del terror, sin diálogo y sin opción a equivocarse. Las funas, los linchamientos y las hogueras sociales se volvieron tan voraces como las quemas de libros de aquellos que buscábamos derrocar. La propia American Eagle reaccionó con sutileza a la polémica: “Siempre se trató solo de jeans”. No obstante el daño ya estaba hecho y Trump no iba a desaprovechar la oportunidad servida en bandeja de plata por sus propios detractores y enunció “Ahora me encanta el comercial.” Todo terminó mal.
Asi que la próxima vez que quieras usar unos jeans, no pasa nada si son azules.