Las Guerreras del K-Pop pueden vencer cualquier demonio… menos el de la edad.
La película animada que ha roto todas las marcas de reproducción en Netflix también ha conquistado las listas de éxitos musicales de Billboard. El ascenso tanto de la cinta como de su banda sonora, sin embargo, ha puesto en evidencia el edadismo que enfrentan las mujeres en la industria del entretenimiento, especialmente en el universo del K-pop.
Kim Eun-jae, conocida como Ejae, es una cantante, compositora y productora surcoreana-estadunidense nacida en Seúl el 6 de diciembre de 1991. Su historia refleja cómo el talento no es suficiente en la industria, sino la imagen y la edad. Ejae pasó casi una década como trainee (aprendiz) en la agencia especializada en pop coreano SM Entertainment, preparándose para debutar como idol, título que se otorga en Corea del Sur a quienes cantan ese género.
Sin embargo, Ejae nunca logró debutar en el escenario, ya que fue considerada “demasiado mayor” para comenzar una carrera como solista o formar parte de un grupo, ejemplificando las barreras que impone el edadismo en el espectáculo.
Y si bien no logró hacerse un nombre como cantante, ese tropiezo no la detuvo. Dejó SM en 2011 y estudió en Escuela de las Artes Tisch de la Universidad de Nueva York, desarrollando posteriormente una exitosa carrera como compositora y productora de otros artistas del género que ella abrazó desde niña.
Y a ella misma le llegaría la hora de triunfar, aunque fuera oculta tras un avatar. Convocada a participar en la producción de Sony Animation Studios, Kpop Demon Hunters, Ejae contribuyó a componer las letras de las canciones que acompañarían la historia del trío protagonista Huntr/X. Y se le invitó a prestar su voz a las interpretaciones del personaje principal, Rumi.
Fue entonces cuando ocurrió lo inesperado. Su canción Golden llegó en agosto al número 1 de la lista Hot 100 de Billboard, convirtiéndose en la novena canción del pop coreano que conquista la cima de la popularidad musical estadunidense, y la primera interpretada por vocalistas femeninas, junto con sus colegas Rei Ami y Audrey Nuna. Las tres se convirtieron además en el primer colectivo femenino en encabezar la lista desde 2001 cuando lo logró Destiny’s Child, el grupo que lanzó a la fama a Beyoncé. Y el éxito continúa incontenible. Apenas la semana pasada la banda sonora de KPop Demon Hunters logró posicionarse en el primer lugar del Billboard 200 de álbumes, lo que se alcanzó después de siete semanas en el puesto número dos.
Ya desde años atrás se ha venido señalando la desigualdad de género imperante en Corea del Sur. Movimientos feministas como 4B han alzado la voz por la brecha salarial y la opresión patriarcal, entre otras. Asimismo, hace un par de años, tras el triunfo de la escritora Hang Kang con su novela “La vegetariana”, se volvió a poner sobre la mesa la marginación de las mujeres en la toma de decisiones en los hogares coreanos.
Por ello no es de asombrarse que en la industria del entretenimiento, específicamente en la creación de “idols” que son casi considerados elemento de representación nacional y que dan miles de millones anualmente en ganancias, las decisiones están relacionadas directamente con los estereotipos, roles de género y sexualización existentes en la sociedad coreana. Son moldeadas por el deseo patriarcal, convertidas en objeto sexual y orgullo nacional (Universidad de Granadas 2021)
Figuras infantilizadas, con delgadez extrema pero sexualizadas: esto es lo que se ofrece al mercado y que triunfa. Porque no solo es culpa de la oferta, sino de la demanda. Pero hoy se ve de manera tangible que una mujer puede triunfar con su voz y su talento. Esperemos que no en todos los casos sea indispensable hacerlo detrás de un dibujo animado.
En pleno siglo XXI no podemos permitir ser despojados de nuestras identidades reales. Ni el cuerpo ni la edad son delito. Y ese demonio es el que aun toca vencer.