Cultura

Facebook en tiempos del sars-cov 2

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Desde su surgimiento, el uso de redes sociales ha sido muy cuestionado y no sin razón. Todos hemos visto jóvenes y no tan jóvenes idiotizados frente a Facebook o Instagram, desconectados de aquellas personas que tienen enfrente con tal de conectarse con quienes no tienen enfrente o con quienes ni siquiera conocen.

Pero en esta pandemia Facebook ha tenido una importancia singular: tanto la UNAM como El Colegio Nacional han regalado muchos de sus cursos y conferencias a la población en general, la cual antes no tenía acceso a este tipo de eventos. En el ámbito académico también Facebook ha conectado comunidades distantes sin necesidad de viajar: el próximo martes, por ejemplo, Mónica Cragnolini, reconocida filósofa argentina, convocó a especialistas en Nietzsche de toda Latinoamérica para un breve homenaje a este pensador en su 120 aniversario luctuoso.

Y hay algo más. Durante la pandemia la solidaridad ha movido a muchos a extender la mano a través de esa red social, hacia los más necesitados. Un grupo de artesanos mexicanos crearon una página a través de la cual es factible llegar a cientos de ellos: mujeres maravillosas que aun elaboran vestidos en telar, pequeños productores de tequila, juguetes y hasta tapabocas con bordados de diferentes regiones del país.

Pero hay algo más: durante la pandemia también ha sido posible forjar nuevas amistades con gente que siempre estuvo cercana y nunca tuvimos el tiempo de voltear a verla. Esto es paradójico: una red social nos puede desconectar de los demás, pero también puede hacer lo contrario: conectarnos con quienes podríamos haber conocido antes y sin embargo, nunca lo hicimos.

De modo que las redes sociales se han hecho sentir como lo que son: tecnología cuyo sentido ético depende del uso que se le de. Los cuchillos de una cocina se pueden emplear para picar cebolla o para matar, la tecnología no es buena o mala en sí misma: todo está en el empleo que se le dé. Facebook puede ser un medio para alejarnos de quienes están presentes, lo cual no es deseable, pero también puede ser un medio para acercarnos a quienes pueden enriquecer nuestra vida con su conocimiento y con su amistad.

Esta posibilidad jánica quedó inmortalizada en una frase del poeta Hölderlin que el filósofo Martin Heidegger supo recalcar: “Ahí en donde está el peligro, surge lo que salva”: la tecnología puede ser en efecto un peligro para el ser humano y para el planeta en su conjunto. Pero puede ser también lo que nos salve de todos los males que hasta ahora hemos desatado con ella: todo está en el uso que le demos.

Usemos la tecnología con el fin ético: extender lazos solidarios y salvar al planeta.

Sí es posible.

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Paulina Rivero Weber
  • Paulina Rivero Weber
  • [email protected]
  • Es licenciada, maestra y doctora en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Sus líneas de investigación se centran en temas de Ética y Bioética, en particular en los pensamientos de los griegos antiguos, así como de Spinoza, Nietzsche, Heidegger.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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