Tal parece que la principal meta de la existencia de cualquier especie viviente en nuestro planeta es la reproducción; cualquier especie microscópica o macroscópica, microbios: bacterias, virus, etc, o animales incluyendo al ser humano, la misión principal es tener hijos; una vez cumplida esta tarea, entramos en el proceso de envejecimiento y preparación para morir.
El desarrollo embrionario y crecimiento se prolongan hasta la edad de adulto quizás hasta los 35 años los sistemas de desarrollo y crecimiento están en funciones; a partir de los 35 años, las cosas cambian y los sistemas de reparación celular estarán más activos; ya en los 60 años la reparación tisular es cosa de todos los días en el cuerpo humano.
La manera en que nuestro cuerpo se defiende de los agentes externos o ambientales como el Sol y las radiaciones o el agua y alimentos contaminados, se llama Hormesis; todo esto es un proceso: La vejez.
El envejecer no es una enfermedad pero, desde luego, sí hay enfermedades asociadas a la vejez; por ejemplo el cáncer, los infartos, hipertensión arterial, la diabetes, Alzheimer y Parkinson, etc.
Desde siempre el ser humano ha buscado la forma de no envejecer, peor aun la inmortalidad y hasta la fecha ha fracasado. No hay ningún conjuro o elixir mágico; ni brebaje o agua o baño que prometa y cumpla la eterna juventud.
Hoy en día la Medicina regenerativa y la Cirugía plástica son toda una industria mundial y lo único que han logrado es enmascarar el paso del tiempo.
Los estudios científicos han comprobado que lo único que de manera seria y contundente permite envejecer sanamente es: Dormir bien, una buena alimentación, el ejercicio y vivir relajado sin tanto estrés.
Sobra decir que el tabaco, el alcohol, las drogas fuertes, y las enfermedades crónicas aceleran la vejez.
Pero eso sí, las sabiduría popular nos advierte que “¡para llegar a viejo lo primero que se necesita es estar vivo”!.