Esta semana fui invitado a un programa televisivo a nivel nacional para comentar sobre alcoholismo, a propósito de la biografía de José José, recién fallecido y cuyo deceso por supuesto nos ha hecho hablar de esta enfermedad en diferentes escenarios, donde surge siempre la pregunta: “¿por qué es tan difícil superar las adicciones?”.
Esta pregunta me hizo recordar algunos factores que no deberíamos perder de vista: la consciencia de enfermedad que debe desarrollarse en el paciente; su programa permanente de prevención de recaídas, incluyendo la identificación de los factores detonantes de consumo; la construcción de una red de apoyo saludable en la que deseablemente debe estar la familia y el círculo cercano de relaciones; y un proceso continuo de desarrollo humano.
Inquietudes similares tienen quienes me visitan en el consultorio cuando me preguntan si la abstinencia es para toda la vida, si debe estar siempre en terapia o acudir a grupo de ayuda mutua de por vida y la más común es sobre qué posibilidades existen de una recaída después del tratamiento, ya sea que haya sido residencial, ambulatorio o de intervención en crisis.
Tocante a las recaídas mi respuesta siempre es honesta. La recaída es parte de la enfermedad y no es posible ponderar el porcentaje de éxito en cada caso, sino que más bien depende de la aplicación y cuidados del mismo paciente, aunque la experiencia clínica sugiere que a mayor perseverancia en el uso de las herramientas de recuperación, es mayor la probabilidad de sobriedad, mientras que quienes con el tiempo descuidan su programa, tienen más posibilidades de volver a consumir y reactivar la adicción, posiblemente con mayor fuerza que antes.
Por ello, un cliché que usan en los grupos anónimos es muy útil, al expresar que si bien hoy se vive en sobriedad, jamás se debe olvidar la adicción, pues cuando eso suceda se olvidará la recuperación y seguramente se presentará una recaída, lo que en términos de consulta equivale a decir que siempre debe existir consciencia de enfermedad.
Por último, es bien necesario siempre tener en cuenta los detonadores (disparadores) del consumo, ya sean emocionales, ambientales, sensitivos o de cualquier naturaleza, porque dejar de estar atento a ellos puede ser un sinónimo de recaída.
En efecto, la adicción es una enfermedad del cerebro muy complicada, debido a la facilidad para volver al consumo, aunque la buena noticia es que un tratamiento permanente y consciencia del paciente puede ser la solución de una remisión más duradera.