En los comentarios de la semana pasada se había considerado cuáles son los puntos a evaluar para derivar la calificación de las ciudades en general, como son la conectividad vehicular, la percepción de la seguridad y la infraestructura que se refiere a la calidad del transporte público, la calidad de carreteras y calles, el servicio eléctrico y de agua y tanto la estabilidad social como la opinión sobre la actuación del ayuntamiento.
Todos esos aspectos son susceptibles de medición mediante encuestas con la mayor cobertura posible acudiendo a los diferentes estratos de la sociedad y no a sólo ciertos sectores para que sea creable, a menos de que se intente medir algún aspecto particular de ella.
Las encuestas a modo, las tendenciosas “a modo”, no poseen ningún valor y eso lo percibe de alguna manera la población, la cual también tiene su calificación sobre ellas y quien las instrumenta. De eso dependerá el prestigio y creencia.
El tema de la seguridad es uno de los indicadores más sensibles que se trataría de calificar, y de ello la prensa otorga algunas referencias a través de sus noticias que proporciona al público en general, a veces más cercanas a la realidad que el resultado de una encuesta.
En el caso de Tampico, en el segundo semestre del presente año, la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía arrojó un resultado positivo, ubicándola dentro de las 10 más seguras del país, al registrar una percepción de la seguridad del 31.5% .
Ha significado que siete de cada diez habitantes, informó que se siente seguro, lo cual coloca a la ciudad en la octava posición nacional, siendo la media nacional 63.2%.
La ENSU se aplica trimestralmente en 91 zonas urbanas del país, lo cual resulta halagador tanto para las autoridades como para los habitantes.
Se hace hincapié en que la medición es solamente en el renglón de seguridad, que es transcendental, en el cual Nuevo Laredo registró un 43.1% y Ciudad Victoria un 48.5%.
En contraste, Ciudad Reynosa tiene mala calificación con 81.1%, ligeramente superada la ciudad fronteriza por Culiacán, Ecatepec, Uruapan, Tapachula y Ciudad Obregón, que están arriba del 85%.
También es susceptible de medir el costo de los materiales de construcción y el valor del metro cuadrado por zonas, que van al alza.