Política

Un terremoto que detectó al mal gobierno

  • Columna de María Doris Hernández Ochoa
  • Un terremoto que detectó al mal gobierno
  • María Doris Hernández Ochoa

Hoy hace 40 años México fue testigo del más terrible sismo de su historia.

En unos minutos emergió lo negativo de un gobierno y el espíritu solidario de parte de la población.

Sucedió en la capital, la urbe más saturada por más de 6 mil habitantes por K2 con su correspondiente parque vehicular que satura.

Como es conocido, la CdMx está asentada en una zona sísmica lo que obliga a la construcción especial capaz de resistir movimientos telúricos, pero no fue así porque muchos edificios se derrumbaron estrepitosamente causando cientos de muertos en cada uno de ellos. Los permisos de construcción fueron concedidos graciosamente, sin supervisión de las autoridades responsables.

Cierto fue que el sismo de alta escala provocó derrumbamientos, pero no de tal magnitud. En altos edificios se descubrió material inadecuado.

Otro aspecto fue la improvisación y tardanza en que la autoridad apareciera. No había un sistema de protección civil ni autoridades competentes para los rescates. El presidente Miguel de la Madrid salió de su bien fortificada residencia muchas horas después "a supervisar".

En general, prevaleció la improvisación y ello dio lugar al caos y a que la sociedad civil saliera a las ruinas a rescatar, con más valor y buena voluntad que habilidad, naciendo la famosa brigada de "los topos".

Quienes fuimos testigos del desastre pudimos constatar que los damnificados quedaban a la deriva y casi en el abandono, con servicios hospitalarios limitados y las comunicaciones con el mundo anuladas.

Después de este desastre, el gobierno empezó a hacer lo omitido por un siglo: la prevención, la educación de la población ante un terremoto u otra calamidad, el desarrollo del sistema de protección civil y capacidad de respuesta.

Muy caro se pagaron actos de corrupción en el trámite de permisos de construcción, los cuales implicaba sin duda ingresos ilegales a los inspectores.

El costo fue muy alto, sí, pero por lo menos se aprendió la lección, pero pocos culpables fueron juzgados y sentenciados, como aquellas personas que operaban cambios en la construcción sin el permiso correspondiente, como fue el caso de algunos colegios.

Lo más importante de la sociedad es su protección y el evitar correr riesgos, es decir, prevenirlos y no esperar que sucedan las desgracias. No se permiten improvisaciones ni negligencia.

Podemos empezar con nuestra zona conurbada en la que aumentan los riesgos.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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