Si bien es cierto que Alejandro Moreno a) Alito, no es una “alma de la caridad” y que su actuación al frente del gobierno de Campeche y de la diligencia nacional del PRI han sido muy cuestionados por las irregularidades que en supuesto ejerció, la agresión cometida en contra de Gerardo Fernández Noroña lo deja aun más mal parado ante el consenso de esa instancia legislativa.
Los empujones, manotazos e improperios que lanzó en contra del hasta ayer presidente morenista en la Cámara alta, fue motivo para que la presidenta Claudia Sheinbaum lo calificara de “porro” y agresivo.
Y todo ello se originó tras de que el líder camaral suspendió de manera arbitraria y sin consenso de ningún legislador de oposición, -según los dichos de Moreno Cárdenas- en esa última sesión de la Permanente, antes de iniciar los trabajos legislativos del segundo periodo de este 2025.
El conflicto estalló cuando el propio Alito le había pedido la palabra en tribuna a Fernández Noroña durante la última sesión de la Comisión Permanente, Noroña sacudió las campanillas de la mesa de la presidencia antes de tiempo y con ello canceló la posibilidad de que interviniera el líder priista.
Ahí empezó el reclamo del ex mandatario campechano y ya todos saben el final que tuvo la sesión, con una zacapela que por momentos amenazó la paz que por largos años campeó en ese recinto senatorial.
La verdad sea dicha, el miércoles pasado “la sangre sí llegó al río” debido a las burlas, mofas y constantes descalificaciones de Fernández Noroña hacia sus compañeros legisladores de la oposición.
El hasta ayer líder de los senadores del partido guinda tuvo momentos de reconocimiento por asumir los conflictos de sus correligionarios, no obstante tener en apariencia pruebas contundentes para ser enjuiciados de manera pública.
Empero, el controversial legislador se valió de su cargo para descalificar sin miramientos a personajes que, como Lilly Téllez, tuvieron la osadía de enfrentarlo en tribuna por sus denodadas declaraciones.
Lo que sí es lastimosa es la actitud que han asumido el propio Moreno Cárdenas, Fernández Noroña y Téllez, quienes han hecho de lado su razonamiento y quehacer legislativo en aras de solo defender sus dichos personales sin importar el precio que cueste desdeñar a sus adversarios.
Ya es tiempo de que los 128 senadores integrantes de la LXVI Legislatura demuestren madurez y profesionalismo, y dejen de lado los revanchismos personales y las descalificaciones de cualquier tono, porque sólo exhiben su inmadurez y escasa cultura en la otrora cámara de legislación de primer nivel con representantes dignos de lo mejor de la política mexicana, porque la misma estaba integrada por personajes de todos los sectores de la sociedad que le dieron lustre a la democracia que siempre se practicó en ese recinto.
Aún quedan cinco años más de quehacer legislativo y debido a la difícil situación que de toda índole enfrentamos los mexicanos, es preciso alcanzar mejores arreglos políticos que conlleven a la nación a un mejor puerto y no vivir en la incertidumbre que en la mayoría de las ocasiones nos han tenido a los mexicanos en vilo.
Urge recobrar la paz social a la que estábamos acostumbrados los 130 millones de connacionales que somos en la actualidad. Ya no puede haber más camino vacilante ni incierto porque eso nos hace más vulnerables.
Por supuesto que no le apostamos al fracaso de Claudia Sheinbaum, menos al de México, ya que no queremos un estado fallido. Nadie le apuesta a esa irresponsabilidad.
Notas de Trascendencia
La elección de Laura Itzel Castillo como presidenta de la Cámara de Senadores para el periodo ordinario de sesiones que inicia el lunes próximo, fue aplaudido por todos sus homólogos de Morena, PRI, MC y PAN, que reconocen la amplia experiencia y la mejor trayectoria de esa brillante mujer.
Hija del legendario y talentoso Heberto Castillo, Laura Itzel ya ha ocupado cargos importantes en pasadas legislaturas, así como en la administración pública, en las que ha dejado siempre constancia de capacidad y denodada entrega en todos los trabajos en los que se ha desempeñado con brillantez.
Luego del desempeño de Gerardo Fernández Noroña, el Senado recuperará la buena marcha y el prestigio al que estaba acostumbrado, ya que sin duda Castillo sabrá paliar las incertidumbres, las incoherencias y las innumerables faltas de respeto que se han registrado en esa instancia durante esta LXVI Legislatura.
Enhorabuena.