Negocios

La importancia de que los bancos centrales sean autónomos

En Estados Unidos se presentó una situación que tiene preocupados a inversionistas, mercados, instituciones de toda índole y a la población de ese país. La Reserva Federal, el banco central más influyente del mundo, está amenazado con perder su autonomía.

Desde que dio inicio la administración de Donald Trump, éste ha sido muy claro en que, desde su punto de vista, la tasa de interés de referencia —que es la que impone el banco central al sistema— debe disminuir para alentar una economía que se está desacelerando. Esta posición presidencial se ha elevado en la medida de que la Reserva Federal ha mantenido la tasa sin cambio durante todo este año.

A finales de 2024 la tasa de interés disminuyó 1 punto, de 5.5 a 4.5 por ciento; sin embargo, la Fed decidió hacer pausa a este movimiento por dos motivos. El primero es que el fenómeno inflacionario no estaba plenamente controlado y todavía estaba muy lejos del objetivo de la Reserva Federal de 2 por ciento; en segundo lugar, porque los datos económicos no mostraban una debilidad importante de la economía. El consumo seguía creciendo, el mercado laboral seguía robusto, la inversión se mantenía en buena  forma, etc.; así, la decisión fue no mover la tasa en la primera parte del año, y si vemos dónde está la economía hoy, parece que la Fed tuvo la razón.

La economía creció 3.3 por ciento en el segundo trimestre, con un alza razonable en el consumo y un mercado laboral que, aunque ha sido revisado a la baja, aún refleja fortaleza, amén de que la tasa de desempleo continúa siendo históricamente baja; el otro lado de la moneda, que es la inflación, sigue sin resolverse. En julio la inflación nominal estaba en 2.7 por ciento y la subyacente en 3.1 por ciento, muy arriba de la meta, pero todo lo anterior no modifica la postura de Trump.

Ahora sí es muy probable que la tasa empiece a bajar, y se puede esperar que lo haga en 50 puntos base de aquí a diciembre, para quedar en 4 por ciento, en vez de 4.5 por ciento, aunque eso no parece suficiente para la actual administración.

El presidente amenazado con despedir a Jerome Powell (afortunadamente no lo hizo), ha criticado severamente la rehabilitación de la sede de la Fed —que se construyó en 1933, hace casi 100 años. Ahora despidió a Lisa Cook por un presunto fraude al solicitar una hipoteca; la gobernadora peleará porque dice que el presidente no tiene facultades, y además no acepta los cargos.

La animadversión de Trump por Powell, y la Fed en general, es evidente, de los siete gobernadores de la Reserva Federal, el presidente ha nombrado tres; si tiene éxito despidiendo a Cook tendrá a cuatro de siete, es decir mayoría. Con esa superioridad ganaría influencia con los 12 gobernadores regionales, y con eso puede tener el control de la institución y sus políticas, lo que sería como perder la autonomía, tan necesaria para que un banco central pueda hacer bien su trabajo.

En mi próximo artículo explicaré por qué un banco central debe ser autónomo.


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Manuel Somoza
  • Manuel Somoza
  • Presidente de CI Estrategias por Somoza Musi. Ejecutivo con más de cuatro décadas de experiencia en el sector financiero. Es economista de la Universidad Anáhuac y tiene una maestría en Finanzas del Tec de Monterrey.
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