Siempre he creído que dentro del dolor de la pérdida, también se observa el cariño que una persona logró acarrear durante toda su vida.
Hace algunos días estuve presente para darle el último adiós a mi primo Julio César Alatorre Zacarías a quien, gracias a su presencia desde hace muchos años dentro de los medios de comunicación, lo hicieron ganarse el cariño y la amistad de tampiqueños, maderenses y altamirenses.
Es por eso que desde esta columna rindo un homenaje a su vida, a sus acciones, a sus sonrisas pero, sobre todo, a esa energía con la que cada mañana salía a trabajar y a hacernos más divertida la vida.
Primo: hoy no puedo evitar sentir un inmenso vacío al imaginar que ya no estarás entre nosotros; pero también siento una gratitud inmensa por haber compartido tantos momentos significativos en familia.
Tu partida fue repentina, un golpe inesperado que nos dejó aturdidos y desorientados. Sin embargo, al ver la multitud que se congregó para rendirte homenaje, comprendimos cuánto fuiste amado y apreciado en vida.
Cientos de personas, con lágrimas en los ojos y palabras de cariño se acercaron a tu ataúd para despedirse, demostrando así que tu luz brillará por siempre.
En este momento de duelo, me aferro a los recuerdos compartidos, sabiendo que lo vivido junto a la familia quedará grabado en mi alma para la eternidad.
Me consuela pensar que las personas que hacen lo que aman se convierten en eternas; y tú, querido primo, trabajabas con pasión y entregabas tu corazón a todo lo que hacías.
Jamás olvidaré tu sonrisa radiante y la forma en que irradiabas alegría, y justo eso es lo que te hacía único.
En este momento de despedida, quiero abrazar fuerte a toda nuestra familia y encontrar consuelo en aquellas sonrisas que nos dejaste, en pensar que toda esa buena energía que despedías en cada paso sigue entre nosotros: Gracias por todos los buenos momentos.
Hoy más que nunca, estamos unidos en el dolor y en el recuerdo, recordándote con cariño y gratitud por haber sido parte de nuestras vidas.
Agradezco de todo corazón las muestras de cariño y apoyo recibidas de todas aquellas personas que alguna vez te vieron en televisión, te escucharon en la radio o compartieron momentos de alegría contigo cuando animabas eventos. ¡Vuela alto, Julio! Descansa en paz.