Política

El hombre es un ser sin fronteras

  • Areópago
  • El hombre es un ser sin fronteras
  • Jesús de la Torre T. Pbro.

Al Papa Francisco, le ha revivido la falla de sus pulmones, que desde su juventud le fastidia. 

Mucha gente ora mientras conversa sobre la recuperación de su salud. Se le quiere tanto. 

A la mitad de la Cuaresma del presente año viene bien recordar las preocupaciones del Papa por la variedad de los abandonados de la tierra, sobre todo en esta hora fatal de Donald Trump.

A propósito de los inmigrantes, el Papa observa: “En realidad, una sana apertura nunca atenta contra la identidad. 

Porque al enriquecerse con elementos de otros lugares, una cultura viva no realiza una copia o una mera repetición, sino que integra las novedades “a su modo”. 

Por esto no deja de ser una soberana estulticia el que los países ricos expulsen a los pobres que han acudido a trabajar, no porque sean delincuentes.

Es pensamiento del Papa: “Para estimular una sana relación entre el amor a la Patria y la inserción cordial en la humanidad entera, es bueno recordar que la sociedad mundial no es el resultado de la suma de distintos pases, sino que es la misma comunión que existe entre ellos, es la inclusión mutua que es anterior a todo grupo particular” (TF. Núm. 50). 

Estos planteamientos tan naturales, no los tienen en cuenta lo grandes de éste mudo. 

Alguien, en pleno siglo veintiuno, se está fijando de qué terreno o nación se apropia, algo tan alocado y fuera de contexto histórico.

El hombre por naturaleza es caminante. Se viaja fuera del terruño por conocer, por razones de trabajo, por salvar la vida que peligra en la propia tierra, pero nada de eso es un delito. Ganan económicamente, entre otros, los que son artífices de la industria del turismo. 

Tienen todo su derecho y se esfuerzan por ser exitosos. 

Esto agrada a pocos gobernantes poderosos, pero a los mismos no les agradan los que acuden, por su pobreza, para hacer ricos a los gobiernos poderosos. 

Ya l pagarán por su miopía y por su democracia tan imperfecta que facilita el que ineptos lleguen al poder.

Lo irrefutable es esto: se dice que el ser humano es “el fronterizo que no tiene ninguna frontera” (FT. Núm. 150). Se nace en un lugar, pero desde allí se parte a muchas partes, por múltiples motivos, al mundo amplio que el Señor de la Creación nos ha dado como casa de todos. 

¿Por qué no aceptar que el mudo es la Creación que Dios dispuso como casa de todos? 

Que no se le tenga miedo al pobre, por ser pobre. ¡Que se restablezca el Papa Francisco!

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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