El primer informe de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo estaba construido con resultados muy potentes en todos los rubros (economía, educación, seguridad, salud, en manejo del trumpismo rampante), respaldados por el apoyo y reconocimiento del 80% de los mexicanos que han vivido directamente los beneficios de un gobierno que dejó la tradición panista de bolearle los cacles a la oligarquía, para darle a la gente, como diría el poeta cubano Nicolás Guillén, “lo que tenía que tener”.
Números favorables producto de una planeación desprovista de ocurrencias y que terminan por reforzar el tejido social y el discurso político. Cuando la narrativa no requiere de la demagogia, es que se va por el camino donde transitan las mayorías.
Todo esto de seguro desató la pandemia de kinkytellismo que arrasó con la Vecindad del Facho, ahí donde los prianistas tienen su nido. La vístima más grave de este padecimiento fue el señor Moreno que odia a los de Morena, y que en su crispación le empezó a crecer un pelucón de pelos verdes y en el delirio echaba más humo por las orejas que Fernández de Cevallos cuando AMLO reveló sus complós con Salinas de Gortari. El show de terror de Alito no tuvo su momento culminante cuando trató de darle en la torre a la sesión del Congreso, sino en el instante en que con los ojos inyectados y el rostro más plastificado que nunca, gritó algo que refleja claramente la crisis cerebro-emocional que vive: “no permitiremos que se instaure una narcodictadura terrorista comunista”. Hay quienes tienen la prepa trunca, sobre todo en la cabeza. Por eso el priiista afirmó que Morena querían imponer una dictadura desde las urnas. Democracia que le dicen.
No se rían. Ríanse de su fanaticada mediática que le ha hecho creer, desde la posveldá veldá, es bueno, santo, puro y hasta guapo.
Toda mi admiración para Brozo, el Trujillo ultraderechoso, que en un acelerado proceso kinkytellismo-chumelizado, alegó los arrebatos de Alito contra el Noroñas fueron culpa de la polarización de AMLO. Salió más payacho que Rivapayacho. ¡Ooorale!”.
Para colmo, a los derechairos se les fue la exministra Normita la del varo (y del atraco) y llega una nueva Corte que cambiará el modelo neoliberal para que la impartición de justicia sea verdaderamente justa, no solo para los plutócratas que no pagan impuestos y los machuchones trácalas.
Con razón vi a muchas ex vacas sagradas mediáticos echando espuma por la boca, mientras los demás disfrutan lo votado.