Hace poco más de 89 años, exactamente el 8 de marzo de 1933, se estrenó en Madrid Bodas de Sangre, de Federico García Lorca, quien apenas tres años después moría asesinado por la intolerancia del régimen que sojuzgó a España por cuatro décadas.
Basada en un hecho real, esta tragedia es el retrato del ambiente opresivo, prejuicioso e intolerante que ya vivía la sociedad española en la década de los 30, y que se recrudecería durante la dictadura.
Hoy, Bodas de sangre vuelve a la cartelera mexicana como trabajo de graduación de la primera generación del programa de perfeccionamiento actoral del Conservatorio de actuación, que está funcionando exitosamente desde hace pocos años en la ciudad de México.
La pregunta obligada es ¿a casi un siglo de haber sido estrenada, esta obra aún tiene algo que decir a un público “tan lejano” de su original?
Luego de ver el montaje dirigido por Diego del Río, la respuesta contundente a esta interrogante es SÍ, y las razones de esta rotunda afirmación son muchas y variadas:
La primera es que ese público original “tan lejano” no lo es tanto. De hecho yo diría que el de hoy es el mismo de aquel entonces: espectadores dispuestos a conmoverse con lo que ven en escena, que paradójicamente les muestra lo que se vive a diario en la realidad.
Bodas de sangre es una historia de pasiones desbordadas, de tradiciones rígidas, de soluciones absurdas, de enconos familiares, de destinos que no se pueden eludir… y esos temas no pasan de moda. Ahora, como hace un siglo, mujeres y hombres se enfrentan día a día a esos demonios. No importa ni dónde ni cuándo estén…. Siempre somos iguales.
La historia conecta al cien por ciento con la audiencia hoy… pero no sólo por la trama, sino también y especialmente por el montaje: ¡excelente!, de verdad ¡m-a-r-a-v-i-l-l-o-s-o!
En qué gran director se ha convertido Diego. Cada montaje suyo es una muestra de talento, creatividad y trabajo. ¡Bravo por este nuevo gran logro!
Hay que sumarle un equipo creativo estupendo en cada una de sus áreas: Vicky Araico (asesoría de movimiento), Pablo G. Rodríguez (iluminación), Mariana Almazzi (vestuario), y Saúl Villa (música original). Felicidades a cada uno. Por cierto. los dos últimos también integrantes del elenco.
Y por supuesto la gran responsabilidad recae en el joven elenco, que hace un trabajo estupendo, lleno de fuerza, verdad, entrega…
Es evidente la conexión que existe entre ellos. El trabajo en equipo es notorio y sus resultados saltan a la vista. Y en honor a la justicia, aunque sea rápidamente he de mencionarlos: Mariana Almazzi, Amaranta Caravantes, Diego Meléndez, Saúl Villa, Rodrigo Olguín, Fabiola Villalpando, Ana Lucía Santibáñez, Andrés Jurado, Gonzalo De Esesarte, Karla Báez, Fernando Ransom, Nicolás Pinto, Mario González-Solís, Yamile Palacio, y Gerardo Vega.
Bodas de sangre se presenta lunes y miércoles en El círculo teatral. ¡No se la deben perder!