Espectáculos

Zanahorias y El beso

Comparten la esquina de Milán y Lucerna en la tradicional colonia Juárez; y por la muy atinada decisión de Mariana Garza y Pablo Perroni llevan precisamente esos nombres: Teatro Milán y Foro Lucerna.

Atinada obviamente porque así es muy fácil ubicarlos, y después porque con su nombre, el primero de ellos rinde homenaje a uno de los espacios escénicos más activos y propositivos durante décadas, que sólo fue silenciado por el terremoto de 1985, pero que siguió presente por décadas con la marquesina/pared que permaneció ahí hasta que estos dos emprendedores teatreros levantaron el conjunto teatral que hoy es imán para muchas de las propuestas escénicas más atractivas de la cartelera capitalina.

Muestra de ello son Zanahorias y El beso, dos montajes que, aunque en épocas y lugares aparentemente muy distintos, abordan la decadencia y locura siempre presentes en la sociedad.

Empecemos de arriba para abajo.

En el tercer nivel de este hermoso y funcional conjunto se encuentra el versátil foro Lucerna, una caja negra que permite las más diversas disposiciones. Ahí se presenta Zanahorias, una enloquecida historia escrita por Antonio Zancada, dramaturgo madrileño cuyas obras se caracterizan por un estilo muy personal que mezcla géneros. Desde el título sus obras anticipan su singularidad, algunas de ellas son Estúpida, Galletas, Inaudita, Cuentos surrealistas para mujeres reales, Mil clases de amor…

Con Zanahorias marcó un antes y un después en la historia del teatro alternativo, pues de la pequeña y mítica Sala Triángulo en Madrid, saltó a Broadway en 2006 y desde entonces ha ganado una decena de premios internacionales, y hoy llega a México.

Zanahorias, como bien se resume en el programa de mano, se ubica en el siglo XVIII, en el reino de Puritania, donde “Madame del Sagrado Corazón invita a su casa de juego Le Paradise a algunas de las figuras más importantes del reino: el Rey de ¡Oh! Primero, sus amantes, La condesa de ¡Eh!, y el Marqués de ¡Uff!, y la esposa de este último, la Marquesa de ¡Ahhh! El juego lo ganará quien consiga ser el más depravado de toda la Puritania”.

La puesta en escena es realmente fantástica, divertidísima, inteligente, ácida, pero especialmente brutal, pues refleja a la perfección la decadencia de un mundo en el que La casa de los famosos compite en “popularidad” con los escándalos en el Senado de la República, o los dispendios de nuestros gobernantes, o esto o aquello, en un mundo en el que el valor más preciado parecen ser la degradación: entre más abajo caigas, mayor atención popular y mediática tendrás.

GRAN TRABAJO, así con mayúsculas, de todos los artistas (creativos y elenco). Los magníficos actores son Santiago Zenteno, Diana Sedano, Óscar Piñeiro, Angélica Bauter y Gerall Nájera; y Nohemí Espinosa (dirección), Mauricio Arizona (escenografía y utilería), Mauricio Ascencio (vestuario e iluminación), Mariana Gutiérrez (maquillaje y peluquería), Fernando Sisniega y Samantha Leff (diseño sonoro), y Alan Muciño (composición musical). ¡Bravo, a todos ellos!

Zanahorias se presenta lunes y martes a las 20:30 en el foro Lucerna. Dos pisos más abajo, en el teatro Milán, sucede El beso, una enloquecida comedia de Nelson Valente, dramaturgo argentino de quien ya hemos visto en México dos de sus más afamados textos: El loco y la camisa y Los perros.

El beso cuenta la historia de cuatro personas, dos hombres y dos mujeres, dos parejas. La trama inicia con dos matrimonios, aparentemente felices y tradicionales hasta que sucede algo simple y a la vez inesperado: un beso entre dos de esos personajes, lo que da un primer giro a la historia, que no para de dar vueltas y sorprende una y otra vez a los espectadores.

¿Es posible estar satisfecho alguna vez en esta vida? ¿qué tan válido es probar y cambiar todas las veces que algo no nos gusta? ¿la verdadera realización está en la vida en pareja? Éstas y otras muchas preguntas son las que flotan en las cabezas de los espectadores que no parar de reír durante casi dos horas, y que al mismo tiempo se reconocen en lo que sucede en escena.

Las obras de Nelson Valente son divertidas a más no poder, pero al mismo tiempo son agudas, negras, ácidas, pues son una lupa sobre una compleja situación (familiar en los textos que conozco), que agobia a las personas.

El beso cuenta con la dirección de escena de Gonzalo Villanueva Irañeta, y las actuaciones de Mariana Gajá, Yuriria del Valle, Pablo Perroni y Mariano Aguirre, estos dos últimos productores del montaje. Aplauso para todos.

El beso se presenta únicamente los martes.

He aquí dos opciones estupendas de las que ofrecen el teatro Milán y el Foro Lucerna, activos todos los días de la semana.

¡Bravo Mariana Garza! !bravo Pablo Perroni! por estos dos espacios maravillosos para el quehacer escénico.


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Hugo Hernández
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