Gil no soporta la tentación, el apellido Noroña ejerce en él una fuerza magnética. Ha vuelto a ocurrir, el ínclito senador de Morena y ex presidente de la Cámara Alta, Gerardo Fernández Noroña, le plantó cara a sus compañeros de bancada Sergio Gutiérrez Luna y Ricardo Monreal. Así como usted lo lee y aunque usted no lo crea. Lo que pasa es que a Noroña se le suben los humos negros a la cabeza.
¿La causa del reclamo? Que le dieron la palabra al dirigente priista Alejandro Moreno durante el primer periodo de sesiones del segundo año de la LXVI Legislatura y la recepción del Primer Informe de Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum. Un trascendido afirma que Noroña les pidió a Gutiérrez Luna y a Monreal que le cortaran la lengua a Alito y le quemaran los puños como a Cuauhtémoc, pero al revés. Ellos no aceptaron y Noroña montó en cólera, un caballo grande y noble en el que le gusta trotar por el Senado de la República.
“No, bueno, encima Sergio Gutiérrez Luna le da la palabra al reventador de Alito Moreno, que además amenaza que cuando algo no les parezca de lo que se está diciendo, reventarán la sesión. ¿Qué pasa con Sergio Gutiérrez Luna y Ricardo Monreal Ávila?”, escribió Fernández Noroña en sus redes sociales.
Otro trascendido trascendente corrió como fuego en la paja: que Gutiérrez quiso regalarle un reloj de alta gama (re-re) de su colección, de los baratos, de unos 300 mil pesos más o menos. Monreal, dicen, le dio la dirección del hotel en el que se hospedó en Madrid con su señora esposa. Tomate unos días en este humilde hostal, hermano, estás muy tenso por las cachetadas que te arrimó ese rufián a ti, modelo de educación y fineza, no tiene nombre.
Pues no se rajen
Noroña no les dio pausa a sus compañeros. Pues arréglenlo como hombrecitos. Posteriormente, el ex presidente del Senado volvió a enfretar a Gutiérrez Luna, al preguntarle en qué parte del reglamento o de la legislación dice que en sesión del Congreso General los coordinadores pueden hablar, pero otro legislador no. Por tanto, acusó que eso no es una conducción imparcial del Congreso de la Unión, sino una conducción que “permite la provocación y la ofensa y premia a los reventadores”.
El reventador reventado. Lectora, lector: ¿conocen a alguien más ofensivo, misógino, agraviante, agresivo, manipulador, ignorante que Fernández Noroña? Se aceptan propuestas. Pues ese señor se encrespa, relincha, gruñe, grazna, en fon.
“Ante ello, la Presidencia del Congreso debe actuar con serenidad y escuchar el diálogo que tuvieron los coordinadores, con el afán de que la sesión pueda continuar y nos escuchemos todos”, aseveró. Gil cayó de espaldas sobre la duela de cedro blanco y perdió el resuello por las risotadas.
Fernández Noroña insistió en que la presidencia debe resolver situaciones y que premiar reventadores es una pésima manera para conducir la asamblea. “Los amagaron con que volverán a reventar la sesión si no les gusta al PRI”. Alejandro Moreno, en tribuna, llamó narcopolíticos a los legisladores de Morena y aseveró que, desde el PRI, jamás se permitirá que el oficialismo “asesine la democracia ni a los opositores”.
En su intervención, asimismo, criticó la reforma al Poder Judicial y aseguró que este 1 de septiembre es un día negro para México, ya que el país está de luto “porque ha muerto la justicia en manos de Morena”.
Lo dicho, Gilga no soporta la tentación. Ya en serio, no le vayan a pegar a Noñorita.
Vivir como un ser humano
Gil lo leyó en un artículo de Irene Vallejo publicado en su suplemento Laberinto (su-su): “En una época de constantes desahucios, Nerón hizo construir una mansión, la Domus Aurea, que se extendía por cincuenta hectáreas en el centro de Roma, con incrustaciones, marfil y piedras preciosas en sus trescientas habitaciones, además de un planetario propio. Cuando cruzó el umbral por primera vez, exclamó: ‘Al fin puedo empezar a vivir como un ser humano’. La corrupción es consustancial a las dictaduras: el miedo hace desaparecer las denuncias —por demasiado peligrosas—, la arbitrariedad carece de contrapesos y el clientelismo se convierte en ley”.
Gil s’en va