Sé honesto y responde: ¿eres de las personas que hacen su “visionboard” de lo que esperan conseguir en el año? ¿Para qué?
Gente muy cercana a mí ha adquirido esa práctica, y le dedica toda una tarde (y hay quien se toma un par de días) a buscar imágenes que representen lo que esperan tener o conseguir en el año.
Entiendo perfecto que detrás de la herramienta están principios de motivación, reforzamiento en el subconsciente y la psicología positiva, y todo bien con eso, pero ¿y luego?
Un visionboard es un muy buen ejercicio de visualización en cualquier ámbito en el que se aplique, pero hay que entender que esto es sólo el inicio de la planeación; las imágenes evidencian que todo eso es real y alcanzable. Sin embargo, no indica el cómo se alcanzarán, y ahí es donde la herramienta pierde efectividad.
Y tú me dirás: “es un ejercicio de manifestación”, “El Secreto habla de eso”, “el Universo te da cuando lo decretas”, sí, sí… psicología positiva, PNL y más, pero ¿cuántas cosas de tus tableros de años pasados realmente se alcanzaron de la nada?
Mel Robbins, una de las voces más reconocidas en temas de desarrollo y transformación personal a nivel mundial, afirma que el resultado de cualquier herramienta de visualización es mejor cuando se interiorizan los cambios implicados en alcanzar lo pegado en el tablero. Es decir, está genial que puedas visualizar lo que quieres, pero también hay que definir el qué harás (o dejarás de hacer), y cómo lo harás. O sea, los procesos.
Digamos que quieres mejorar tus finanzas e incrementar tu ahorro. ¿Qué harás? Dejarás de comprar cosas que realmente no necesitas. ¿Cómo lo harás? Escribirás una lista de control, y no comprarás nada fuera de ella, por los próximos 6 meses.
Ahora, todo lo anterior, trasládalo al ámbito organizacional: para que tu gente comprenda las metas y objetivos del año, deben asimilar los ajustes en los procesos que atienden, y contar con los elementos necesarios (herramientas, habilidades, competencias) para hacer lo que se espera. Es decir, personas “tuneadas”.
Los ejercicios de planeación siempre implican ajustes en procesos y personas. Tu balance anual será mucho mejor si aplicas esto. Agrégale comunicación efectiva y buen clima organizacional y ya estás del otro lado. ¡Éxito!
