El presente, es un amoroso y atento exhorto a quienes estamos en las trincheras de la formación de los/las nuevos(as) profesionistas (de cualquier parte del mundo).
Contexto: Esta semana tuve la oportunidad de compartir una charla en una universidad. Me pidieron que fuera algo motivacional, puesto que, según ellos, habían escuchado inquietudes de parte de los estudiantes sobre lo que, una vez egresando, podrían hacer con su carrera.
Con base en eso, desarrollé para ellos una serie de puntos (les llamé hacks, para estar a la onda) que tienen todo que ver con el poder tomar la decisión de crecer y evolucionar de manera consciente.
Al llegar el momento de la sesión de preguntas, la inquietud sobre las oportunidades reales de trabajo se repetía, aunque bajo diferentes enfoques.
Esto me hace reflexionar, ¿qué hay en el entorno que hace que los jóvenes tengan tanta incertidumbre sobre lo que será su futuro?
Creo que, como profesores, quizás no hemos hecho la labor suficiente de crearles un horizonte de oportunidades.
¿Nos hemos enfocado solamente en el desarrollo de capacidades y habilidades en el aula?
Exhorto: Amigos maestros, les invito a repensar el proceso de formación de los estudiantes, quizás nos estamos haciendo “harakiri”.
No hablemos de garantías (puesto que nadie las tiene), sino de espacios para innovar y crecer.
Ampliemos el panorama de estos jóvenes que, a pesar del increíble acceso a fuentes de información, no logran descifrar las rutas de su crecimiento.
Seamos asertivos y empáticos, y mostrémosles los “cómo sí” de sus áreas de especialidad para tener un crecimiento prometedor.
Todo lo anterior, también es aplicable a la formación de RRHH de las empresas, ¿eh? No crean que se salvan.
El colaborador también necesita certeza de futuro. ¿Le entramos?
