Luego de una forzada pausa por salud, reactivé mis actividades participando en un simposio de administración con el tema Storytelling para marcas.
Un aspecto que quise destacar en mi charla fue la importancia de enfatizar el carisma de la marca, y no ser reiterativos con aspectos racionales o lógicos del producto o servicio.
¿Por qué? ¡Porque todo lo técnico es superable! Es decir, un competidor puede (con un poco de análisis y trabajo de investigación y desarrollo) mejorar uno o varios elementos de tu oferta. Pero con los intangibles el cuento es muy diferente.
Hay tres dimensiones relevantes con las que toda marca debe trabajar: la esencia, la energía y la experiencia.
La esencia es lo que has definido en misión, razón de ser, valores; la energía, es la forma en que comunicas la esencia (fuerza, exposición de contenidos, posicionamiento); y la experiencia, es el resultado de la convivencia con todo lo que tu marca ofrece (resultados, beneficios, satisfacción, etc.)
El storytelling ayuda a construir la mística de la marca con empatía, usando elementos que hagan vibrar a la gente y genere recompra con más facilidad.
Y en esto último es donde está el reto. Para llegar a ese estilo de difusión, tu organización debe romper la ceguera de taller y repensar los argumentos de persuasión, haciendo más énfasis en aquello que emocionará al cliente meta, y le motivará a incorporar tu producto o servicio en su estilo de vida.
Esto implica redirigir la brújula, revisar recursos asignados, bajar ciertas barreras de planeación, y clarificar la necesidad de apoyo externo para coordinar este ajuste.
Un argumento final para considerar este enfoque: el 80% de los mexicanos vuelve a comprar si la marca incluye humor en sus mensajes.
¿Qué tan bien te caería eso? Haz la prueba y me cuentas.
