Cancelé Netflix hace tiempo porque no encontraba contenido interesante. Pero recién volví para darle otra oportunidad, y me topé con una serie llamada Los Apocalipsis del Pasado, en donde se muestran hallazgos de la existencia de sociedades que, debido a eventos sin clarificar, desaparecieron, y solo se identifican por evidencias encontradas en varios sitios.
Uno de los conceptos que me atrapó fue el de la capa cultural que, en pocas palabras, es el estrato en donde los excavadores hallan objetos de un grupo no identificado: vasijas, herramientas, etc.
Con estos elementos se establece una cronología de actividades y, con ello, se les incluye en el contexto histórico de una ciudad o país.
Ahora, en mi clásico ejercicio de transferencia de conceptos, ¿qué evidencias hay del desarrollo cultural de tu organización? Si hiciéramos una investigación, ¿qué tan profundo podríamos hallar manifestaciones de tus valores, principios y éxitos?
Porque, para ser claro, toda actividad deja huella, y, por lo tanto, es rastreable.
¿Pero dónde encontraríamos esas evidencias? A nivel consultoría, cuando hablamos de capas culturales, siempre vamos a la cultura organizacional, y ahí clarificamos tres niveles de evidencia:
Artefactos (elementos como el organigrama, jerarquía, símbolos, etc.), valores (filosofía, mística, aspectos fundacionales), y supuestos (sentimientos y creencias que son compartidas y que no pueden cambiarse fácilmente).
Al correlacionar estos tres niveles se genera un perfil de la personalidad de la organización y, por lo tanto, una ruta para consolidar o modificar patrones.
Clarificando el catálogo de evidencias y su relevancia, se puede trabajar en construir la versión de organización más conveniente para el futuro.
Entonces, ¿te animas a hacer el ejercicio? ¿Platicamos?
