Qué bonito se escucha que las familias afectadas por el huracán Otis hace tres meses van a comenzar a recibir ayuda del gobierno federal.
A 90 días de la tragedia se anunció la llegada del primer cargamento a México de electrodomésticos comprados a China que serán repartidos entre los damnificados de Acapulco y otras localidades del estado de Guerrero.
Andrés Manuel López Obrador afirmó que tuvo que comprarle al gigante asiático porque en el mercado nacional no había la cantidad de aparatos que se necesitaban, algo así como 250 mil por todo, lo que pareciera una cantidad imposible.
Sin embargo, ayer se informó que llegaron 59,592 refrigeradores de China y se esperan 30 mil más de Corea del Sur, es decir, en total se necesitaban 89,592 de estos equipos.
Pero, sorpresa, de acuerdo con reportes de Economía, México es el líder mundial en producción de refrigeradores con congelador y contamos con cerca de un millar de empresas especializadas en electrodomésticos. Incluso, nos damos el lujo que exportar e “invadir” el mercado estadounidense y canadiense de neveras domésticas “Made in Mexico”.
Ahora bien, si uno llega a la mueblería del Centro o de cualquier plaza comercial y les dice que necesitamos 90 mil refrigeradores para el lunes seguramente nos dirán que no los completan ni en toda la cadena comercial, pero si la necesidad se tiene desde hace tres meses y si se hubiera buscado a la industria mexicana se podría haber beneficiado por partida doble, a la economía y a la sociedad: por un lado comprando a fabricantes nacionales y generando empleos, y por el otro lado entregándoselos a otros mexicanos afectados en Guerrero.
Si se necesitaban 89,592 refrigeradores se pudo haber pactado con el sector desde octubre pasado y acordar la entrega “en abonos”, gradual. Con un ritmo de producción de solo 996 aparatos diarios entre todo el sector -o con las empresas con mayor capacidad o con las que conforman el clúster de electrodomésticos de Nuevo León, por ejemplo- se habría atendido la demanda en tres meses… el mismo tiempo que llevan esperando esta ayuda los damnificados.
¿Algún otro cuento chino que quieran descongelar por allí?