En una servilleta de tela bordada se lee: “Recuerdo de nuestra boda. Dos corazones se unirán y Dios se encargará de que nunca se separen y vivan eternamente en la dicha del amor”. Otra imagen muestra 8 elementos ordenados en 3 hileras; en la primera, de izquierda a derecha: la suela de una zapatilla, una plantilla enlodada, un balón de futbol azul y blanco, ponchado; en la segunda: un HUARACHE ROSA DE NIÑA, otra plantilla doblada; en la tercera, debajo del HUARACHE ROSA DE NIÑA, una SANDALIA ROJA TIPO CROCS DE TALLA INFANTIL, un zapato desgastado de mujer; y debajo del balón, ocupando cuatro cuadrantes, UNA SANDALIA NEGRA DE TALLA INFANTIL. Otra imagen: junto a una cinta métrica que sirve para referencia del tamaño, UNA PLAYERA ENLODADA CON UN ESTAMPADO DE POKEMÓN Y LA PALABRA PIKACHU IMPRESA, que según la referencia, mide cerca de 35 CENTÍMETROS DE LARGO.
Un mensaje:
“En caso de considerar que alguna de las prendas aquí mostradas pudiera haber pertenecido a su familiar, le solicitamos se comunique con la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, al teléfono (55)———— extensión ——- y al correo ————@segob.gob.mx, o bien, con los Servicios Periciales de la Fiscalía General…”.
Se podría pensar que las imágenes descritas y la transcripción anteriores fueron realizadas en el contexto del terrible descubrimiento del Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco. Pero no. Se trata del mensaje que acompaña al documento titulado “Registro Fotográfico de la Fiscalía General del Estado de Veracruz de las prendas localizadas en fosas clandestinas”, publicado en septiembre de 2018 y aún disponible en línea.
Ahora, con el discurso del pasado como algo que arrastramos aunque estos ya son otros tiempos y que minimiza el dolor con la tipificación correcta, activistas publican otro catálogo de prendas que permita la identificación de personas desaparecidas. Atroz tradición instaurada en esta tierra de fosas clandestinas y crímenes terribles que superan al Estado, y que obliga a familiares a reconocer a sus muertos por un zapato, el estampado de una playera, una gorra… Qué dolor. Qué dolor tan terrible.