El martes 4 de marzo, Gloria Piña, periodista mexicana, visitó el campus del Tec de Monterrey en Pachuca para presentar la conferencia Feminicidios y trata de personas: narrar las violencias contra las mujeres desde el periodismo.
Su charla abrió un interesante y necesario diálogo en torno a problemáticas que, contrario al discurso oficial, siguen en el centro de la violencia de nuestro país.
Antes de presentar dos de sus proyectos periodísticos que se articularon en documentales disponibles en YouTube y Netflix, Gloria habló de la importancia del periodismo con perspectiva de género y, sobre todo, de la importancia tanto jurídica como simbólica de nombrar específicamente las violencias feminicidas. Parafraseo el argumento de la periodista para atajar el simplón reproche de quienes le reclaman al feminismo el hecho de que “a los hombres también los matan” cuando apuntan la necesidad de la tipificación del feminicidio y tentativa de feminicidio: el caso es que a los hombres no los matan como a las mujeres: no son violados antes de ser asesinados, ni sus cuerpos son expuestos o mancillados, ni son violentados de manera sistemática hasta el asesinato. De ahí la necesidad de articular el periodismo feminista con los responsables de proponer políticas públicas para evidenciar y nombrar la violencia machista y las consecuencias de no hacerlo: mujeres que fueron abandonadas a su suerte y condenadas a muertes brutales por el abandono institucional o trucos legales.
La triste realidad en la que pone el dedo el trabajo periodístico de Gloria Piña es la impunidad. Los casos que expone son terribles en dos sentidos: en su ejecución y en el hecho de que muchas de las víctimas que sobrevivieron a intentos de feminicidio sigan buscando justicia (que más de 30 puñaladas hayan sido consideradas simples lesiones, por ejemplo). El hecho de que casos ampliamente mediáticos como el de Fofo Márquez se hayan clasificado y juzgado específicamente como tentativa de feminicidio, no debe alejar a la opinión pública del hecho de que un porcentaje ridículamente bajo de asesinatos de mujeres son juzgados con perspectiva de género. La reflexión de nuestra realidad, tristemente, se logra mediante trabajos necesarios como el Gloria.
