Jimmy Klass estaba a punto de jubilarse en el estado de Florida. A estas alturas de su vida no podía estar más satisfecho, y es que desde joven trabajó duro y generó un buen ahorro para su retiro.
En su momento Jimmy fue aceptado para entrar al Cuerpo de Marines y también para ser oficial de policía, pero decidió declinar ambas opciones porque estaba recién casado y venía un hijo en camino, así que optó por otra vía laboral en el ámbito sindical.
Pero hace poco Jimmy quedó impactado al recibir una notificación por parte de la Administración del Seguro Social, a donde se le informó que su dinero había sido “congelado” porque no era ciudadano estadounidense, y tampoco había demostrado estar en el país legalmente.
Resulta que la mamá de Jimmy era canadiense, su papá estadounidense y al parecer, lo trajeron al país cuando él tenía dos años. Pero ni las autoridades canadienses ni las estadounidenses le han resuelto nada, así que Jimmy no tiene ciudadanía alguna. Y no solo eso, hasta podría ser un delincuente para el FBI, por haber votado en múltiples ocasiones.
En el mundo espiritual muchos pasan su existencia creyendo que el pertenecer a una religión, tratar de vivir con valores morales, hacer buenas obras, cumplir con ritos y ceremonias, o cualquier otra cosa, otorga la “ciudadanía celestial”, pero todo esto además de falso es peligroso.
El apóstol Pablo nos advierte que sin Cristo todos estamos “ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo”, Efesios 2:12. Por su parte el Apóstol Pedro nos dice que solo la fe en Jesucristo nos hace renacer “para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarchitable, reservada en los cielos para ustedes”, 1ª. Pedro 1:4
Puedes obtener la ciudadanía celestial acudiendo a Jesucristo: “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”, Gálatas 2:16. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”, Hechos 4:12.
Jesús te ama. Solo apropia su perdón y pídele ahora que te salve y venga a morar a tu corazón.
