Acá en los Estados Unidos muchos comercios realizan compras en grandes cantidades de cosas como perfumes, vinos, comida para gato francesa, protector solar coreano, café instantáneo, extensiones de cabello, juegos de mesa, alga seca, e incluso vestidos de novia. La razón es simple: El temor a que estos y otros productos suban mucho de precio, -como ya ha ocurrido en algunos casos-, debido a los “aranceles proporcionales” de la administración de Donald Trump.
Si bien estos han sido suspendidos de manera temporal, no son pocos los que prefieren “prepararse” para cualquier eventualidad, de prolongarse la “guerra comercial” con China. Incluso el gigante tecnológico Apple habría fletado vuelos de carga para transportar 600 toneladas de iPhones, -alrededor de 1,5 millones de unidades-, a Estados Unidos desde la India, después de aumentar allí la producción en un esfuerzo por esquivar los aranceles del presidente Donald Trump, dijeron fuentes a la agencia Reuters.
¿Pero qué de prepararnos para encontrarnos con nuestro Creador? Hay quienes piensan que, practicando alguna religión, o cumpliendo con ritos y ceremonias, o viviendo de la manera “más moral” que sea posible, se tiene lo suficiente. Para otros, el asunto les tiene sin cuidado debido a su ateísmo.
Pablo en el Nuevo Testamento señala: “Porque las cosas invisibles de Dios, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios”, (Romanos 1:19-22).
Prepararse par la eternidad no es cosa de juego. Dios ha provisto, a través de Cristo, la vía para reconciliarnos con él. “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”, (Hechos 4:11-12).
Cree en Jesucristo. Pídele que te perdone y venga a morar a tu corazón. Entonces estarás preparado para los desafíos y vicisitudes de esta vida, y luego, para la venidera.