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Tan profundo como un meme
La primera novela de Sabina Orozco intenta capturar el vértigo amoroso en clave de diario sentimental, pero naufraga en una sensibilidad impostada que confunde desahogo con literatura. -
Prófugos de la rutina
Gabriel Rodríguez Liceaga convierte lo insólito en regla y el desconcierto en hogar: en ‘No hay fotos de aquella noche’, cada cuento subvierte la lógica sin perder el pulso narrativo. -
Nada pasa en Texas
La colección de cuentos de Fernando A. Flores intenta capturar el espíritu juvenil del sur de Texas, pero tropieza con su falta de oficio narrativo y la reiteración de fórmulas agotadas. -
Ya ni Acapulco nos queda
En ‘Mala resina’, los cuentos de Paul Medrano sustituyen el espectáculo del narco por una oralidad afilada, escenas mínimas y una violencia que se filtra como calor en la sombra. -
¿Encontrará a su padre?
‘Mapas inútiles’, de Carlos Ferraez, es una novela de pasos inciertos y emoción genuina que apuesta por los silencios de la orfandad y las rutas sin destino. -
El triunfo del corrido
Carlos Velázquez desmantela los códigos del Norte para armar un teatro literario donde el corrido, la cerveza y el culto al despropósito encuentran su paraíso narrativo. -
Amor es… una mesa de póker
En su primera novela, Rodrigo Solís narra la lenta muerte de un padre sin sentimentalismo, con humor sombrío y una asombrosa claridad de estilo. -
Los heraldos del crimen
El género policial y sus alcances extraliterarios son la materia prima de ‘El tranvía que no paraba nunca’, de Marina Porcelli. -
Las cenizas de este mundo
La desaparición de una niña y el posterior linchamiento de quien ha sido señalado como responsable es el detonante de ‘La tierra clama nuestros nombres’, primera novela de Javier Armendáriz.