La primera pista, “Rebel Shout”, arranca con un requinto y una batería rústica que nos transportan de golpe a los años sesenta, cuando Cream, Grateful Dead, Jefferson Airplane y, por supuesto, Pink Floyd, dominaban la escena.
Es el álbum debut Floating On Echoes de The Velvet Sundown.
Hasta aquí, todo está bien. Todo suena como debe sonar.
Pero aquí está lo escalofriante: la banda no existe.
Es una agrupación musical ficticia, creada por inteligencia artificial.
El disco, uno de dos que ya circulan, forma parte del catálogo de una banda inventada por completo.
La banda, creada por una inteligencia artificial, en sus canciones busca encontrar un propósito a la existencia, algo profundamente paradójico. Al mismo tiempo, nos expone como expertos en construir "yos alternativos", versiones disfrazadas de quienes somos, solo para cumplir las expectativas de otros, solo para encajar.
Y esto es lo verdaderamente inquietante: la IA nos está engañando con la nostalgia.
Nos fabrica recuerdos que nunca existieron, pero que sentimos como si hubieran estado ahí desde siempre.
Una trampa exquisita para nuestros sentidos.
Una delicia peligrosa.
Es fascinante, pero es una advertencia.
Cada día —o mejor dicho, a cada instante— convivimos con la IA.
Hoy nos da herramientas, nos facilita procesos, nos entretiene. Pero cuando te inventa una banda, cuando te diseña una historia que nunca pasó y aún así logra emocionarte, nos abre un nuevo y brutal escenario: el de la manipulación perfecta.
Lo vertiginoso es que nos estamos acercando demasiado rápido a eso que parecía ciencia ficción… o, tal vez, a algo peor:
Que su uso se nos salga de control.
Que ya haya ocurrido y no nos hayamos dado cuenta.
O que simplemente no nos lo quieren informar.
Para nadie es un secreto:
Todos tenemos, al alcance de un celular, el poder de la Inteligencia Artificial.
Y lo estamos normalizando sin darnos cuenta.
Hoy es una banda de rock mañana será una pareja virtual que te jure amor eterno.
Pasado mañana será un político que nunca existió, pero por el que todos votan.
¿Eso último sería tan grave?
Tal vez la IA pueda crear un personaje que no sea morenista, ni panista, ni ecologista, ni lo que queda de los priistas.
Pero que al menos dé resultados.
¿Es mucho pedir, IA?