Política

Cien días de Trump: un país más débil, un rival más fuerte

Han pasado cien días desde que Donald Trump regresó a la Casa Blanca, y lejos de consolidar su promesa de "hacer América grande otra vez", su segundo mandato ha sumido a Estados Unidos en una espiral de incertidumbre económica, aislamiento internacional y tensiones geopolíticas. Su gestión ha generado más dudas que certezas, y el país parece estar pagando el precio de una política exterior confrontativa y una visión económica anclada en el proteccionismo más tosco.

En el terreno económico, los números hablan por sí solos. El Producto Interno Bruto de EE. UU. se contrajo en el primer trimestre de 2025, algo que no ocurría desde la pandemia. Las principales bolsas de valores han registrado caídas significativas: el S&P 500 bajó más de un 7%, el Dow Jones perdió casi un 7% y el Nasdaq, dominado por el sector tecnológico, se desplomó más de un 10%. La confianza del consumidor está en su punto más bajo desde 2020, y la inflación, aunque contenida, no ha dado tregua en productos básicos importados.

Uno de los factores más visibles de este deterioro ha sido el regreso de la guerra comercial.

En sus primeros días, Trump elevó los aranceles a los productos chinos hasta el 145%, lo que provocó una respuesta inmediata de Pekín, que subió sus propios aranceles a productos estadounidenses y restringió exportaciones clave como minerales estratégicos. El resultado ha sido una ralentización de las cadenas de suministro globales y un aumento de los precios internos en Estados Unidos, especialmente en sectores como la tecnología, la energía y la automoción.

Comparar a Estados Unidos con China no es una obsesión, es una necesidad. Ambos países están enfrascados en una disputa estratégica por el liderazgo económico, tecnológico y diplomático del siglo XXI. Y mientras Washington se cierra sobre sí mismo, Beijing ha optado por moverse: ha expandido su presencia diplomática en África y América Latina, ha fortalecido su red comercial a través de la Ruta de la Seda, y ha convertido sus fricciones con EE. UU. en una oportunidad para consolidar lazos con países no alineados.

Pero más allá de lo comercial, lo que se está librando es una batalla narrativa. China ha aprovechado el vacío discursivo estadounidense para posicionarse como defensor del multilateralismo, del libre comercio y del desarrollo sostenible. Mientras Trump reabre viejas heridas con Europa, cancela tratados ambientales y desarticula organismos multilaterales, Xi Jinping visita foros internacionales, firma acuerdos de infraestructura, y refuerza la imagen de una China pragmática, predecible y estable.

Estados Unidos, en cambio, ha dado la espalda a sus aliados. En estos cien días no ha habido una sola señal de reconciliación con Europa, ni una hoja de ruta clara para abordar las crisis en Oriente Medio o América Latina. El liderazgo internacional que alguna vez ejerció con peso moral, ahora se diluye en una retórica agresiva y decisiones unilaterales que generan más aislamiento que influencia.


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Talya Iscan
  • Talya Iscan
  • Especialista de Política y Seguridad Internacional, Académica de la Universidad Autónomo de México
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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