La primera vez que lo vi actuar en El Cisne llevaba un corsé, un pico, su rostro era arte, estaba maquillado bellamente grotesco, no sabías dónde empezaba el humano… dónde el albatros. Alberto Perera posee ese espíritu del ave que habita las tormentas, mientras las otras aves marinas se esconden puedes ver al albatros surcando los truenos, lo verás volando muy alto, siguiendo navíos, los marineros afirman que estas aves dan suerte. En la tierra el albatros no puede caminar debido a sus enormes alas, así es como cobardemente lo cazan los humanoides.
Dice que nació en Barcelona, siento que nació en la fantasía, ahí nadie puede cazarlo, ni encontrarlo entre sus múltiples disfraces. No llamaría alter-ego a Bettie Tiniebla, ella no es su otro yo, ni su segundo yo, ella existe sin él. No hay realidad en su obra, eso es fiereza, la mayoría de los artistas quieren que alguien les crea, que los espectadores sientan que es real lo que ven. Cuando te enfrentas a sus piezas, existe algo genuino, original, algo no-visto antes. Hay humor, muchísimo, valioso y extravagante en su obra. Dibujante, ceramista, video-performático, dramaturgo, actor de sus piezas de teatro. Años atrás vi su obra: La maja podrida, me produjo asombro. Su dibujo: Lo personal es patético abre la exposición, es un vampiro de vestido-capa, está sonriendo, lleva botas rojas de tacón, pasea con una correa rosa a un pequeño perro con moños. Lo anómalo: posibilidad de reconciliarnos con lo que permanece reprimido dentro de nosotros.
La normalidad ha dominado el mundo por siglos, es francamente aburrido. La video-pieza-perfomance: Me quiere, no me quiere, es tierna, mordaz y cínica, tuve oportunidad de entrevistarlo durante la noche: “Habla de la vulnerabilidad humana, celebra el error, no del error como parte de un camino de aprendizaje, el error como destino, como un bálsamo para la soledad en la que vivimos, es ponerme en el peor de los casos, reírme de eso.” Caminamos por la calle Córdoba, atrás quedó la Galería OMR que exhibe la obra de Alberto, la curaduría es de los artistas: Pia Camil & Mauricio Marcin. Pronto le contaré más sobre OMR que tiene como fundadores a un matrimonio de visionarios, trangresores y enigmáticos seres: Patricia Ortiz Monasterio y Jaime Riestra, la primera exposición de OMR fue hace 41 años, abrieron la galería con obra plástica de David Lynch. Cristóbal Riestra, actualmente lleva la dirección general de la galería.
La post-noche transcurre en una mesa de más de 50 personas en el clásico Covadonga, Mateo Riestra, artista y arquitecto, me cuenta que desde los 6 meses de edad sus padres lo llevaban en una carreola al Covadonga, horas más tarde, en la penumbra del Veri Bari mientras bebemos agua mineral me dice algo importante: “Hay que confiar profundamente en el amor”, su mirada parece existir desde siglos atrás, igual que la de Pia Camil. Dos seres en la oscuridad de un bar cruzan miradas, la noche es de ellos.